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CRÓNICA Ocupación de Palestina

En Gaza, los pescadores pescan de los egipcios, en vez de hacerlo del mar

En las costas de Gaza numerosos pescadores salen cada noche a faenar pero no para esperar pacientemente la preciada captura que sale del mar sino para comprar la mercancía de sus colegas egipcios y luego revenderla de vuelta en la Franja.

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Saud ABÚ RAMADÁN Efe

A esta paradójica situación ha conducido la falta de esperanzas en un eventual relajamiento del cerco israelí sobre el enclave costero, que ha obligado a sectores de la población como los pescadores a cambiar redes y nasas por el contrabando con Egipto.

Los 3.500 pescadores que viven en Gaza apenas pueden salir a la mar porque los barcos de guerra israelíes que patrullar zona les impiden faenar a más de tres millas náuticas (menos de cinco kilómetros) de la costa, precisamente la zona donde se encuentran las especies más preciadas.

La pesca de bajura es desde hace años un trabajo arriesgado. Por ello, Fathi Saedi sale de noche con su embarcación para cruzar los ochenta kilómetros por mar que separan Gaza de la localidad de Al-Arish, en la costa egipcia, donde compra el pescado que luego trae de vuelta a Gaza, amparado por la oscuridad.

«El mar ya no es nuestro sustento», dice mientras descarga cajas de pescado comprado de contrabando al otro lado de la frontera.

«Es un trabajo arriesgado, pero necesitamos sobrevivir. Israel nos ha hecho imposible capturar pescado. Tengo hijos que necesitan comida y educación. Por eso arriesgo mi vida», dice este palestino de 36 años, que tuvo que vender las joyas de su mujer para salir adelante.

Saedi recibió un préstamo de una ONG local para comprar un par de veloces lanchas motoras especiales para este peligroso negocio.

La compra en Al-Arish se efectúa en grandes barcos egipcios, que reciben a unos 50 pescadores palestinos.

El proceso de compra de pescado en aguas egipcias no es organizado, pero sí fácil, aseguran los pescadores gazatíes.

«Cuando nos adentramos en aguas egipcias, vamos directamente hacia los grandes barcos que esperan a los pescadores palestinos para vender la mercancía», explica Saedi, mientras se prepara el desayuno, unas sardinas en lata, como las que solía pescar antes de que la cosa empeorara.

«Si la situación sigue así, los pescadores dejaremos de serlo porque comprar la especie en Egipto y venderla en Gaza es más fácil que pescarlo en nuestro mar controlado por Israel», lamenta.

9.500 shekels menos

En cada viaje saca unos 500 shekels (96 euros), frente a los 10.000 (1.930 euros) que ganaba cada mes antes de que Israel endureciera su bloqueo.

Israel reforzó su cerco a Gaza en junio de 2007, después de que el movimiento islamista Hamas se hiciera con el poder.

Nizar Ayash, del Sindicato de Pescadores Palestinos, pinta un panorama sombrío: «Las cosas van todavía a peor, lo que ha empujado a los pescadores a arriesgar sus vidas para llegar a Egipto. ¿No es sarcástico que un pescador tenga que comprar pescado de otro pescador? Esto, por supuesto, destruirá la industria, pero los pescadores tienen que sobrevivir».

Afirma que las restricciones cuestan al sector pesquero millones de dólares en equipamiento destruido por la Fuerza Naval israelí, además de los millones en pérdidas de las ventas que no se hacen.

Para Saedi y otros hombres de mar, pescar en la costa palestina siempre es preferible a tener que recibir el trabajo hecho de los pescadores egipcios, pero la situación no tiene visos de mejorar.

«Si los israelíes nos abrieran el mar nunca tendríamos que buscarnos la vida con los pescadores egipcios», sentencia un marino de Gaza que prefiere que su identidad permanezca oculta. «Nuestro pescado es mejor, sobre todo tras años de políticas restrictivas que han hecho que mejore en número y calidad», asevera.

Reconoce este marino que preferiría no tener que jugársela: «El problema es la zona vedada. Que nos la levanten y nunca necesitaremos ni a los egipcios ni a los israelíes».

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