Caja rural monopoliza el escándalo de los «seguros tóxicos» en nafarroa
Comercializadas como «seguros» contra las subidas del Euribor, los contratos de «swap» se han convertido en la pesadilla para las pymes e hipotecados que los firmaron. Ahora, con el Euribor en cifras muy bajas, ellos están pagando cifras cercanas al 10% de interés. Muchos se han organizado y han decidido plantar cara. Consumidores y bufetes anuncian que la batalla legal por esta supuesta práctica abusiva está a punto de llegar a los tribunales navarros.
Aritz INTXUSTA
Caja Rural inició a mediados de 2007 una agresiva campaña de supuestos seguros contra alzas del Euribor entre sus clientes, a sabiendas de que eso acabaría perjudicando a quienes firmaban los contratos. Es un caso más del escándalo de las swaps, en el que se han visto implicados más de una veintena de bancos, encabezados por Bankinter.
Un swap es un producto financiero de máximo riesgo, que en el caso de Caja Rural de Navarra ofertaba el Banco Cooperativo, el gigante bancario que aúna a todas las Cajas Rurales del Estado español. Por el momento, además de la filial navarra, sólo se tiene constancia de otras dos entidades del Banco Cooperativo que hayan distribuido este producto (con nombre comercial Plan Prever o Cobertura de Tipos de Interés): Caja Rural de Soria y Caja Rural de Granada. Aunque en Nafarroa hayan actuado otras entidades, el grueso de las reclamaciones la componen clientes de Caja Rural de Navarra. Por su parte, la CAN se ha cuidado muy mucho de contratar swaps en Nafarroa, aunque sí lo ha hecho en otros puntos del Estado, como en Fuenlabrada.
Despachos de abogados, como Ferrer Bonsoms, y varios de los afectados han anunciado que en los próximos meses los tribunales navarros deberán de pronunciarse por varios de estos casos de supuesto timo. Según el grupo de afectados, las irregularidades cometidas por Caja Rural de Navarra han sido numerosas: falta de información a la hora de explicar el producto bancario, comercialización de la cobertura como seguro, aplicación del swap a pesar de haber firmado sólo la solicitud y no el contrato, falta de elaboración del test de idoneidad obligatorio (MIDFID)... También se han registrado denuncias por presunta falsificación de firmas, a la espera del peritaje grafológico.
un cambalache que atrapa
Un swap (voz inglesa por la que se conoce a estos productos cuya tradición es cambalache o trapicheo) es una apuesta contra el banco en la cual el cliente gana si el Euribor sube y pierde cuando baja. No se trata en ningún caso de una renegociación de las condiciones de la hipoteca, sino una inversión paralela, aunque Caja Rural de Navarra la ofertara sin coste alguno. Hay afectados cuyo volumen de swap supera el crédito de su hipoteca, como el de Mari Cruz (en 10.000 euros) o el de Ana (en 34.000). Además, no se pueden anular. Muchos de los afectados, ahogados por las liquidaciones, han intentado rescindirlas, pero Caja Rural ha impuesto precios inasumibles para cancelarlas, que van desde los 15.000 euros a los 40.000. Por el momento, sólo una pareja ha conseguido que Caja Rural anule su cambalache sin abonar ese dinero. Los afortunados conservaron un email del comercial del banco en el que se nombraba el producto financiero como «seguro». Este correo, ante un tribunal, se habría convertido en prueba suficiente para llevar la demanda por la vía penal. Esta posibilidad también se mantiene abierta en los supuestos casos por falsificación de firmas.
El perfil del timado de Caja Rural es el de una pyme, un minorista o, en su mayoría, particulares hipotecados. En la práctica totalidad de los casos, ya eran clientes anteriores de esta entidad. El testimonio de los afectados destaca la insistencia y la presión a la que han sido sometidos por parte de los empleados de la entidad, a través de llamadas telefónicas y posteriormente en las oficinas de Caja Rural. Muchos de ellos relatan que el producto se les ofreció por ser «buenos clientes y de confianza».
El caso de Marian resulta muy ilustrativo. Contrató dos swaps para sus hijos, ya que le unía una estrecha amistad con la directora de una sucursal de Gasteiz. Estuvo, incluso, en la boda de la empleada de Caja Rural. «Iba por la calle y mi supuesta amiga me llamó. Tenía en ella una confianza total. Me vendió un seguro `como cliente preferente' y me dijo que corría prisa porque había muy poquitos. Primero gestioné los papeles para la hipoteca de mi hija, después, para la de mi hijo», relata Marian, que aún no se ha quitado el disgusto. Su hijo debiera pagar menos de 800 euros al mes por su hipoteca, pero con las liquidaciones del swap, la mensualidad le ha subido a 1.500.
dónde y cómo se distribuyeron
Ana Viscarret, abogada de ADICAE, que lleva las causas de más de cuarenta reclamaciones de afectados por Caja Rural, explica que «la comercialización del producto dependió de los escrúpulos del director de la sucursal y depende también de cómo sea de estrecha la relación entre la entidad y la clientela». Sólo 19 de las 140 sucursales con las que cuenta Caja Rural de Navarra en este herrialde han comercializado el producto, aunque la lista se sigue actualizando a través de la web noclip.es. Diez de las 19 sucursales que participaron de la venta de los cambalaches están ubicadas en grandes núcleos de población (Lizarra, Tutera, Iruñea y Barañain), donde la cercanía entre los trabajadores de la caja y los vecinos es menor.
De Bizkaia, donde hay 25 delegaciones, sólo ha trascendido la implicación de una sucursal, la de Santutxu. De las 36 de Gipuzkoa, se sabe de cuatro delegaciones de Donostia (en Amara Berri, Gros, Antiguo y en la Calle Urbieta) y de otra más en Beasain. En Araba, participaron cinco de las 13 oficinas de Gasteiz, las ubicadas en Diputación Foral, Wellington, Portal de Villarreal, Heraclio Fournier y Avenida Gasteiz.
Ainara firmó con Caja Rural este contrato en enero del pasado año «embarazadísima». Este año pagará más de 7000 euros en liquidaciones. Según explica, el director de la sucursal le llegó a decir que el producto era tan bueno que él también contrataría un swap. «La verdad que no tengo ni idea de si lo hizo o no. Ya no está, creo que lo han ascendido. Cuando cambié de sucursal, porque me he mudado, el nuevo director me comentó que él desde el primer momento se había dado cuenta de qué eran los Planes Prever y se había negado a ofrecerlos a los clientes», afirma. Según parece, Caja Rural de Navarra no se está embolsando el dinero que ha ganado de quienes firmaron su Plan Prever, sino que los beneficios van a parar a Banco Cooperativo, quedándose en su filial comisiones por cada contrato. Queda por saber si los empleado que consiguieron clientes recibieron algún tipo de prima que sirviera de acicate para lanzar una campaña tan agresiva entre clientes habituales.
Para Ana, otra de las afectadas, no cabe duda. «No se entiende que empleados vayan incluso a buscarte al trabajo para que firmes un papel si ellos no reciben nada. Lo único que no sabemos es de cuánto fue la prima». El testimonio de Marian corrobora esta idea: «Cuando se me abrieron los ojos, recorrí hasta 14 bancos distintos para ver qué posibilidades tenía de sacar a mis hijos de esta pesadilla. Varios directores me comentaron que los responsables de la oficina, además de su sueldo, reciben una comisión de éxito a final de año. Mencionaron cifras de entre el 3 y el 4% de los beneficios». En el caso de Banesto, otra entidad que comercializó swaps, un ex trabajador ha testificado que los empleados recibían primas de unos 1.000 euros por cada 100.000 de swap contratados.
letra pequeña y reclamaciones
El éxito de las reclamaciones y de las demandas depende de la posibilidad de probar que la información que se les ofreció fue errónea o insuficiente. En este punto, quienes a priori lo tienen más sencillo son quienes firmaron su cambalache durante 2008. En ese año, entró en vigor una ley que exige a los bancos elaborar un test de idoneidad para reflejar los conocimientos del cliente sobre el mercado bancario, antes de venderle un producto financiero de elevado riesgo, que es la verdadera calificación técnica del supuesto «seguro».
Otra de las diferencias fundamentales entre los casos radica en qué documento se firmó. Existen swap de Caja Rural se están aplicando con tan sólo la firma del contrato de solicitud, de sólo dos páginas. «Algunos de nosotros ni siquiera hemos visto el contrato», explica Concepción. El contrato en sí consta de cinco páginas. Pero, para que la operación pueda ser considerada una buena praxis bancaria, hay que rubricar otro papel más, con 21 folios de letra pequeña.
Los afectados utilizan diferentes vías para tratar de combatir el supuesto abuso. Algunos acudirán directamente con sus abogados particulares o de la mano de Ausbanc a los tribunales, otros preparan demandas colectivas a través de ADICAE, mientras que la asociación de consumidores Iratxe está recomendando renegociar con el banco.
una mala apuesta por el caballo cojo
Los swap se comercializaron a mediados de 2007 y durante 2008, cuando el Euribor rondaba los cinco puntos. Los bancos sabían entonces que este índice de referencia se acabaría desplomando debido a la crisis. Se desconoce todavía cuál era la cifra que manejaban los analistas del Banco Cooperativo, pero en el caso de Bankinter (principal entidad en comercializar este producto a nivel estatal) era que el Euribor caería hasta el 2%.
La firma de un swap dejó al hipotecado entre la espada y la pared. Por un lado, la hipoteca se comporta con normalidad, según lo acordado al contratarla, y por lo general con un suelo, es decir, si el Euribor baja del límite, el usuario ya no se beneficia. Mientras tanto, el swap fija un valor al Euribor (distinto al de la hipoteca) y afecta de forma paralela, castigando con liquidaciones si el Euribor está por debajo de ese valor, o beneficiando al cliente si está por encima.
En el caso de un Plan Prever, la fecha de revisión del swap es completamente distinta a la de la hipoteca. Si el Euribor está debajo de lo fijado el cliente debe responder de forma íntegra. Por contra, el banco sólo paga la diferencia cuando la subida es de menos de 0,5 puntos, a partir de ahí, sólo abona el 10%. La clave, no obstante, está en las barreras que se fijaron para el Euribor. Las hay de 4,7 puntos y también de 5,98. Actualmente el Euribor cotiza en torno al 1,2%. Así, si se suma el perjuicio del swap al pago de la hipoteca, los afectados de Caja Rural pagaron en 2009 el equivalente a un interés del 10%. O, lo que es lo mismo, si una familia tenía contratado un swap con Caja Rural por valor de 200.000 euros, además de la hipoteca pagó 7.000 euros al banco en liquidaciones.
De las 219 sucursales de Caja Rural en Euskal Herria, sólo los directores de 31 decidieron comercializar los «swaps». La lista sigue actualizándose.
Varios de los afectados por los swap de Caja Rural de Navarra se concentraron ayer en la Plaza del Castillo de Iruñea. Una treintena de ellos se colocaron alrededor de la pancarta, mientras otros repartían octavillas a quienes paseaban por Alde Zaharra. También se sumaron al acto de protesta, personas con hipotecas y cambalaches de otros bancos, como una pareja de Azkoyen que había firmado con BBVA, y dos afectados por La Caixa (de Mendabia e Iruñea). Estos últimos aseveraron que La Caixa también distribuyó estos seguros tóxicos desde su sucursal en Castejón. Aritz INTXUSTA
7.000
Un afectado tipo, con un «Plan Prever» de 200.000 euros, tuvo que abonar al banco en concepto de liquidaciones el pasado año 7.000 euros.