El postrero gol de Camuñas en el minuto 85 sirvió para suavizar el palo que supuso el partido de ayer para la moral de Osasuna, que se empeña en instalarse en la mediocridad y que no es capaz de dar un paso adelante ni en partidos como el de ayer en los que, en principio, debía tenerlo todo de cara. Habrá quien se escude en la mala fortuna de los tres postes -dos de Nekounam- pero lo cierto es que el Valladolid, que también tuvo su ración de madera, mereció más y cuajó un partido que confirma su mal fario en Iruñea.

Y es que, a las ya múltiples bajas del equipo castellano, en el calentamiento se le sumó la de Pelé, que tuvo que dejar su puesto en el doble pivote a Lázaro, junto a Borja.

Pese a todos estos contratiempos de un equipo envuelto en una dinámica muy negativa, Osasuna fue incapaz de mandar en el juego y se echó en falta esa chispa que, por contra, sí se le intuye cuando la clasificación aprieta. Salvo en unos primeros veinte minutos en los que sí se vio que estaba dispuesto a exponer algo más, Osasuna estuvo muy incómodo sobre el terreno de juego, sin ideas en ataque y con excesivas dudas en una línea defensiva que adoleció de falta de intensidad durante varios instantes.

No obstante, los rojillos pudieron adelantarse en dos acciones puntuales en las que los magníficos disparos de Pandiani y Nekounam se estrellaron en los postes. El Rifle empalmó de manera fantástica un centro desde la derecha de Masoud en el minuto 21, mientras que fue prácticamente la escuadra la que escupió una falta botada por el iraní casi veinte minutos después. No obstante, los rojillos también pasaron sus serios apuros, con otro poste de Keko, un balón que se le escapó a Ricardo que Bueno no pudo aprovechar y un buen remate de Manucho tras deshacerse de Sergio.

El poderío en el juego aéreo del delantero angoleño y la movilidad del jugador formado en las categorías inferiores del Atlético de Madrid trajo de cabeza a la zaga rojilla, una sensación de peligrosidad que se acentuó en la segunda parte.

Perdió el sitio

Perdida la efervescencia inicial, Osasuna fue perdiendo su sitio en el campo, lo que fue aprovechado por el equipo de Onésimo, que se hizo con el control del esférico. Ante un Osasuna atascado, el equipo castellano se erigió en claro dominador de la pelota en el segundo período, pero no supo aprovechar el desconcierto local para hacer más daño a los rojillos.

Camacho recurrió al regreso de Juanfran por un desubicado Masoud para tratar de dar profundidad por el carril derecho, pero no pudo cambiar el signo del partido, porque el Valladolid estaba mucho mejor plantado en el terreno de juego, aunque quizá le faltó algo más de fe en sus posibilidades para aprovechar su superioridad táctica y de posesión de balón.

Cuando más sufría, Osasuna tuvo, en otra acción aislada, la opción de adelantarse en el marcador, pero en el minuto 66, Nekounam volvió a toparse con el poste de Justo Villar. El iraní cazó un rechace al borde de la frontal del área y su disparo a la primera con la zurda volvió a toparse por tercera vez con el poste del equipo castellano.

Acordándose de lo sucedido en la primera vuelta en Zorrilla, Camacho tiró de Galán para ver si el joven canterano le podía solucionar el entuerto, pero todo se le puso muy cuesta arriba cuando el que acertó con los cambios fue su homólogo en el banquillo visitante.

Y es que, Onésimo dio entrada a Mendujanin y con apenas diez minutos de participación, el bosnio, pese a su condición de zurdo cerrado, enganchó un derechazo desde el borde del área que se coló por toda la escuadra sin que Ricardo pudiera hacer nada más que mirar cómo se colaba y ponía el 0-1.

Afortunadamente, lo que sí tiene Osasuna es capacidad de reacción cuando la situación aprieta y, como en lo que llevamos de temporada, tuvo el arresto suficiente para salvar al menos un punto. Ruper fue el último cartucho rojillo y la entrada del canterano también fue providencial, ya que un centro suyo en el minuto 85 fue rematado en boca de gol por Camuñas, matizando la intensidad de lo que fue un palo para la afición y la ambición rojilla.