Ingredientes para saborear al máximo una victoria importantísima: marque un gol pocos minutos antes de finalizar la primera parte o, llamémosle de otra manera, anote un tanto sicológico. Deje que le empaten con una espléndida falta en la segunda parte para darle más emoción al partido. Y, cuando menos se lo espere la afición, remate el encuentro en el minuto 90 con un tanto que haga botar a toda una grada volcada con su equipo. Así sumó tres puntos más el Real Unión en el primer encuentro de los dos seguidos que tendrá que disputar en casa.

La victoria lograda ante el Rayo Vallecano es mucho más importante teniendo en cuenta que dos de los rivales directos que luchan por la permanencia -Celta y Girona- también ganaron sus respectivos duelos.

De esta manera, los jugadores unionistas recibirán este fin de semana precisamente al Girona con una dosis de motivación que podrían alarmar al conjunto catalán en su visita a un Stadium Gal que comienza a ser, al fin, un fortín.

El encuentro no fue nada vistoso. Hubo que esperar más de la cuenta para observar las primeras jugadas de peligro. El Rayo, con un habilidoso Quero, creaba demasiado peligro por la banda de Gurrutxaga, que se veía incapaz de frenar los desbordes de su pareja de baile.

Cuando parecía que una de esas ocasiones podía crear un susto serio, aparecieron Brit y Maric para animar las gradas irundarras. El lasartearra centró desde la izquierda y a punto estuvo el serbio de mandar el balón a las redes, pero su disparo forzado se marchó alto.

Ninguno de los dos conjuntos era amo y señor de la pelota, por lo que un mínimo detalle podía declinar la balanza hacia un lado u otro. Y el detonante fue el gol sicológico que marcó en el minuto 38 un espléndido Descarga, que remató a placer tras un lanzamiento de córner de Domínguez y peinada de Eneko Romo.

El tanto animó a los guipuzcoanos, que tuvieron las mejores ocasiones del partido en esos minutos, pero tuvieron que frenar su ímpetu con la llegada del descanso.

Romo devuelve la ilusión

La segunda parte comenzó con un Unión lanzado, pero sin crear ocasiones claras. Hasta el minuto 60 el Rayo no llegó con cierto peligro a la meta defendida por Jauregi. Pero un cuarto de hora después, Albácar ponía el empate a uno en el marcador gracias a una falta desde la derecha lanzada con gran precisión.

El encuentro se volvió loco en ese momento, con idas y venidas a las dos porterías. Todo hacía indicar que se repartirían los puntos, pero entonces llegó Romo para aprovecharse de una pérdida de balón del portero Cobeño para llevar la alegría hasta las gradas y seguir con la fiesta que un grupo de batucada comenzó en los prolegómenos del duelo. Esperemos que ese festejo pueda repetirse este fin de semana ante el Girona.