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NOTICIAS DE GIPUZKOA Xabier Arzalluz 2010/3/8

Desnivelar la balanza

(...) La política gubernamental de Madrid respecto a Euskadi la suele dirigir el ministro del Interior. De los ministros que yo he conocido fueron Mayor Oreja y el actual Alfredo Pérez Rubalcaba quienes, con diferencia, más han manipulado lo vasco. Primero para su propio provecho político y luego para las metas de su Gobierno. Y, curiosamente, ambos consiguieron, con su política sobre ETA, ser los más notorios entre los miembros de sus respectivos Gobiernos. No sabría decir cuál de los dos manipuló más, mintió más o aprovechó más para sus fines personales el problema vasco en general y el del «terrorismo de ETA» en particular.

En cuanto Mayor se personó en la Mesa de Ajuria Enea sustituyendo a Julen Gimón, comenzó su labor de "remodelar" aquel pacto, que duró 14 largos años, hasta dejarlo irreconocible. Y lo consiguió gracias a la debilidad de Jáuregui y del PSOE. Les sometió a un chantaje permanente. Nada de "final dialogado", sino "victoria policial", acoso a la Izquierda Abertzale, creación y manipulación de las asociaciones de víctimas, etc. Impuso en los medios de comunicación lo "políticamente correcto". Y el PSOE, por miedo a la pérdida de votos y carente de ideas y de iniciativas propias hizo un seguidismo, bajo las alas del PP en los primeros años y de forma autónoma después, sobre todo tras el advenimiento de Pérez Rubalcaba quien mejoró, con su insuperable capacidad de manipulación, todo lo marcado y hecho por Mayor. (...)

Pero me he puesto a escribir estas líneas por un "caso" actual, el de Arnaldo Otegi. Arnaldo es carne de cárcel. No sé cuántos años ha pasado entre rejas. Arnaldo tiene, desde luego, muchas rejas pero tiene también muchas tablas. Es el líder de más éxito de su ámbito político. Le visité en Martutene el pasado verano y otra vez está en la cárcel. Con el agravante de que le han vuelto a condenar, en la Audiencia Nacional a otros dos años. Y no contentos con ello, le acaban de procesar de nuevo con una petición de tres años más.

Todo el mundo sabe, y los socialistas y Rubalcaba los primeros, que Arnaldo es un incansable negociador contrario a las vías violentas. Sería pues inteligente que los demás, incluido el Gobierno socialista y Rubalcaba, apoyaran sus esfuerzos y le ayudaran a estar en situación de influir en su entorno. Pero no, una y otra vez entre rejas.

En esta línea de cosas, lo grave no son los años de cárcel a los que la juez Murillo de la Audiencia Nacional le ha condenado, sino los 16 años más 3, en total 19 años de inhabilitación que le ha aplicado. Es decir, que la juez Murillo ha condenado a Arnaldo Otegi al ostracismo político. Le ha condenado a la «muerte política». Es la vía Ibarretxe. No les convenía enviarle a la cárcel, ni lo hubieran hecho nunca. Lo querían sacar a él, y a su derecho a decidir, del mapa político. Toda una astucia. (...)

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