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Elecciones regionales francesas: primera vuelta

22 duelos con la espada apuntando hacia el Elíseo

El mapa político regional del Estado francés es tan contundente como irreal. El PS controla 20 de los 22 feudos que están en disputa, pero bajo ese envoltorio de color rosa se esconde una diversidad que aparece eclipsada por el modelo de escrutinio. Si a ello se añade la reforma territorial y la cercana liza por la Presidencia de la República, se comprende mejor la desafección de la ciudadanía hacia la cita electoral que arranca hoy.

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Maite UBIRIA

Periodista

Las regiones son apenas un entremés en el menú institucional de la República. Más allá de su utilización puntual como coartada ante el aplastante centralismo que reina en el Estado francés, esta arquitectura institucional que ejerce de colchón entre el Estado y los departamentos y comunas no ofrece una imagen de utilidad clara a ojos de la ciudadanía. La lejanía responde a razones que pueden medirse en kilómetros y motivos que se conjugan en clave política. Un ciudadano de Donapaleu no tiene demasiados motivos para sentirse cercano de una institución de competencias limitadas que opera desde una sede situada a más de doscientos kilómetros de Euskal Herria.

Si a eso se añade que la elección de sus representantes se decide en un distrito electoral de un tamaño claramente excesivo y en el que se juxtaponen territorios y ciudadanos cuyas referencias culturales son diferentes o cuyas prioridades cotidianas son muy distintas se comprende mejor el desinterés que reflejan los sondeos en relación a los comicios de hoy t el próximo domingo.

La reforma institucional

Los gobiernos regionales, además de sentirse como lejanos, gozan de mala prensa en tiempos de crisis. Las regiones desarrollan políticas en materias importantes para la vida ciudadana como la educación, el medioambiente, el impulso tecnológico, la vivienda, la lengua o los transportes.

Sin embargo, el modelo institucional francés, que sitúa al Estado como el árbitro mayor, hace que la ciudadanía perciba el poder regional como un escalón que, finalmente, quizás no sea tan necesario, si después de todo es París quien tiene la palabra final.

Así ocurre con la reforma institucional que prepara el Gobierno sobre el guión de la Comisión Balladur. El nuevo esquema institucional trastocará el actual reparto de poder entre región y departamento, hasta el punto de que prevé fusionar a consejeros de ambos estamentos. En ese contexto de cambio, las actuales elecciones regionales cotizan a la baja. Así, los consejeros que salgan elegidos lo serán sólo para un medio mandato, o lo que es lo mismo, cubrirán el periodo de transición hacia el nuevo sistema.

Por lo demás, una simple mirada a la composición de listas anima a pensar que a pesar de que las sucesivas leyes de descentralización han servido para repartir algunas competencias en los estratos intermedios del «milhojas» institucional, el Estado sigue ejerciendo de antídoto a cualquier intento de dar reflejo a la diversidad que se esconde bajo el monocorde panorama institucional.

Es un secreto a voces que no pocos cabezas de lista no ejercerán nunca sus responsabilidades en la región a pesar de ser elegidos para ello. El mal de la acumulación de mandatos hace estragos en este escalón institucional, lo que no ayuda a prestigiar estos comicios a ojos de la ciudadanía.

Las presidenciales asoman

Al igual que en los comicios de 2004, la mitad de los miembros que integran el Gabinete de la UMP serán candidatos en estos comicios. Ocho de ellos, además, como cabeza de lista. Por citar sólo algunos nombres de los ministros o secretarios de Estado a los que el presidente francés ha mandado al frente citaremos a la ministra de Educación Superior Valérie Pecresse (Ile-de-France); al secretario de Estado de Cooperación Alain Joyandet ((France-Compté); al secretario de Estado de Transportes Dominique Bussereau (Charente-Maritime); al ministro de Agricultura, Bruno Le Maire (Haute-Normandie); a la secretaria de Estado para la Tercera Edad, Nora Berra, o al ministro de Interior, Brice Hortefeux.

La antecesora en el cargo de este último y actual ministra de Justicia, Michèle Alliot-Marie, en su calidad de «mujer fuerte» del partido, no ha sido enviada a una batalla, al parecer, perdida de antemano, aunque la lohizundarra ha hecho esta semana campaña en Alsacia, una de las dos únicas regiones metropolitanas que, junto a Corsica, ha gobernado estos últimos seis años la derecha. El mantenimiento o no de esos últimos dos feudos por la derecha marca la línea divisoria entre la derrota y la humillación.

También estuvo presente Alliot-Marie en el acto central de la UMP en Euskal Herria, donde la enfermedad ya evocada de la acumulación de mandatos afecta por partida doble. Caso de que la lista de la derecha, como vaticinan los sondeos, sea derrotada por el actual presidente del Consejo de Aquitania, el socialista Alain Rousset, se recomienda a los electores que no envíen cartas a su cabeza de lista a la sede bordelesa de la región, porque no es de prever que el destinatario, el ministro de Trabajo, Xabier Darcos, tenga intención de pluriemplearse como consejero regional. También se presumen ocupaciones más interesantes al «primer espada» de la UMP en Pirineos Atlánticos, el eurodiputado Alain Lamassoure.

Cosa diferente es que Nicolas Sarkozy aproveche la derrota electoral de los miembros de su Gobierno menos populares para forzar cambios en el Gabinete cuya motivación última se sitúa, una vez más, fuera del ámbito de esta presente liza electoral.

La presidenta de Poitou-Charentes

Más conocida como Ségolène Royal, la presidenta de Poitou-Charentes -región a la que en su día llegó, como tantos otros, de «paracaidista»- tiene todo a su favor -hasta un acuerdo desde la primera vuelta con el MoDem, que ha sembrado la discordia en la familia centrista- para repetir victoria, y emplear el cargo de trampolín cara a las presidenciales de 2012.

La región sirve para fines políticos periféricos. Europe Ecologie ha cerrado la campaña con mensajes dirigidos a condicionar al PS cara a la segunda vuelta de las regionales, pero especialmente para hacerse valer cara a alianzas futuras. Cécile Duflot, cabeza de lista de Europe Ecologie en Ile-de-France, ha elevado el tono de amenaza hacia el PS... conforme se desinflaba en las encuestas.

Europe Ecologie recomienda al PS renunciar «al pecado del orgullo». Ante los duelos cerrados que se prevén entre sus listas y las del PS en algunas regiones como Rhône-Alpes o Alsacia, o el ya citado feudo parisino de Duflot, los ecologistas amagan con no renunciar a la segunda vuelta. Los sondeos les sitúan como tercera fuerza, lo que les permitiría franquear la barra del 10% y colocar candidatos para hacer la competencia al PS. ¿Les interesa ? Hay motivos para la duda.

El orgullo ( del PS ) no es el único pecado que figura en el catecismo político galo. La avaricia tambien está presente en la vida política hexagonal.

«Queremos negociar con el PS puestos elegibles, queremos vicepresidencias, áreas de poder». Los ecologistas hablan claro en el mitin de cierre de campaña en París.

Con los sondeos en la mano, la alianza rosa y verdes, por lo demás ya rodada, es una evidencia, no ya mirando a las regiones, sino proyectando la vista hacia el Elíseo. Y esa perspectiva es la que hará sentir todo su peso a la hora de abordar la negociación de los pactos cuando se cierren hoy las urnas.

Para el PS sería simplemente un suicidio dejar la más mínima ventaja al UMP y no enjugarse en las regionales las lágrimas vertidas por los resultados de las europeas.

Europe Ecologie es una formación con el viento a favor pero, según los sondeos, muy por debajo de la cresta de la ola que alcanzaron en los comicios europeos. La aspiración de disputar el estatus de fuerza de alternancia al PS no se sostiene en las encuestas. Y aunque los sondeos no sonrían al MoDem, no se pueden excluir sorpresas...

Y, por si queda alguna duda, bastará con mirar al Frente Nacional, que acaricia el 10% y promete mantener listas en segunda vuelta en 8-9 regiones. Con la batalla por la Presidencia tan cercana, amagar con el divorcio verdi-rosa se antoja una temeridad.

SARKOZY

El presidente podría aprovechar la derrota electoral de sus ministros menos populares para forzar cambios en el Gabinete.

ROYAL

Ségolène Royal (PS) tiene todo a su favor para repetir victoria y usarla como trampolín de cara a las presidenciales de 2012.

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