No fue una manifestación al uso la que ayer congregó a más de dos millares de ciudadanos en las calles de Bilbo tras una pancarta con el lema «Inposaketarik ez. Euskal Herriak bere hezkuntza». Nada más concentrarse en el Arriaga, una portavoz de la plataforma Euskal Herriak Bere Eskola (EHBE) lo advirtió, incidiendo en que se pasaría de un panorama en blanco y negro a uno colorido e impregnado de ilusión. Más tarde, resaltaron que no iban a profundizar en los aspectos negativos que les habían animado a impulsar la marcha. «Queremos que esto sea en positivo, queremos defender que tenemos derecho a un sistema educativo propio. Incidamos en las cosas que nos unen», añadieron, poco antes de congratularse por el «éxito» de la convocatoria.

Pero antes de avanzar en los aspectos ilusionantes, un par de bertsolaris abundaron en las consecuencias negativas de los cambios que, por ejemplo, pretende implementar el Ejecutivo de Patxi López en los modelos lingüísticos y el retroceso de las eskola txikiak, entre otros.

Una vez conformada la manifestación, a los pocos metros, en medio del puente del Arenal, la cabeza de la marcha reivindicativa superó un muro de papel en el que se reflejaban algunas de las amenazas a las que se enfrenta el sistema educativo vasco, con el supuesto proyecto de trilingüismo de la consejera Celaá, la potenciación del inglés por su homólogo navarro o el recorte de las ayudas.

En la plaza Circular, varios jóvenes subidos en sillas mostraron carteles en los que denunciaron el proceso de Bolonia, los modelos lingüísticos erdaldunes, el recorte en derechos como el de huelga, la persecución policial en los campus universitarios y centros de enseñanza, o los mapas «ajenos» a la realidad de Euskal Herria.

A partir de ahí, en descenso por la calle Buenos Aires hacia el punto de partida, la marcha comenzó a adquirir color de la mano de los joaldunak de Txantrea y la batucada de los zornotzarras de Zaparradak. Una vez en la plaza del Arriaga, de nuevo, los bertsolaris fueron los protagonistas, aunque en un tono más ilusionante, como lo fue la actuación de Txan Magoa, que acercó hasta el escenario a varias decenas de pequeños atraídos por su presencia.

Tras la magia y los colores del popular artista, se volvió a un tono más serio. Un estudiante subió al escenario para relatar su experiencia, aquella que le obligó a acudir a un euskaltegi para conocer su lengua, ya que la decisión de sus progenitores de matricularle en modelo B tuvo consecuencias negativas. Por ello, reivindicó el derecho a estudiar en euskara y desde la perspectiva de Euskal Herria.

Una profesora confesó «que se le revuelven las tripas» por los sucesivos cambios en la educación, como la prohibición del término Euskal Herria en los libros de texto o que el inglés tiene más peso que la lengua vasca. Frente a ello, contrapuso su apuesta por un modelo pedagógico propio, acorde con la realidad del país.

Un padre navarro no ocultó su preocupación por el futuro de la educación de sus hijas. Después, una portavoz de EHBE recordó el ímprobo trabajo efectuado por diversos agentes en la redacción de un currículum, y cómo las agresiones que se vienen detectando contra ese proyecto preocupan a una parte mayoritaria de la sociedad. Así, se remarcó que el modelo trilingüe de Celaá supone «una quinta parte del tiempo de docencia en cada una de las lengua: euskara, castellano e inglés».