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El Papa hace oficial el ascenso de Blázquez como arzobispo de Valladolid

La Santa Sede oficializó ayer a la hora del Angelus la decisión del Papa de nombrar arzobispo de Valladolid al obispo de Bilbo, Ricardo Blázquez, que tomará posesión de su cargo el 17 de abril en tierras pucelanas.

Agustín GOIKOETXEA | BILBO

El retorno de Ricardo Blázquez a tierras castellanas era un secreto a voces tras los 15 años cubiertos en Bilbo, en los que, a espaldas de la comunidad diocesana, se han ido fraguando profundos cambios en el rumbo de la Iglesia vasca. Ahora queda por aclarar si la curia vaticana da un paso más en su estrategia, asesorada desde Madrid, y «asciende» al gernikarra Mario Iceta, aunque ya hay movimientos en la diócesis vizcaina que se muestran en contra.

Ayer al mediodía, simultáneamente en Roma, Bilbo y Valladolid se hizo oficial el nombramiento del de Villanueva del Campillo como nuevo titular de la archidiócesis de Pucela, lo que en muchos mentideros se califica de «premio» del Vaticano a la labor callada pero efectiva «del tal Blázquez» en insuflar nuevos aires a la Iglesia vasca y condenar al ostracismo a los sectores progresistas de ésta.

Al abulense le quedan aún siete años para que, en virtud del Derecho Canónico, renuncie a su cargo al cumplir los 75 años, por lo que Valladolid es un buen retiro para el que antes fue prelado en la diócesis que le vio nacer, auxiliar de Rouco Varela en Santiago y profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca, de cuya Facultad de Teología fue decano tres años.

Blázquez, que ha rehuido durante meses hablar de su traslado, emitió un breve comunicado, en el que asegura que «pasar de Bilbao a Valladolid no es un simple traslado de lugar, lo siento más -añadió- como un transplante con un desarraigo doloroso y un buen enraizamiento». Al contrario que otros de sus homólogos, el hasta el 17 de abril administrador diocesano de Bilbo es parco en palabras, incluso ante aquellos altavoces que llevan años pidiendo un «premio» para él, llegando a adjudicarse, al menos, una terna de archidiócesis, como las de Iruñea o Toledo.

En 2005 fue elegido presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), cargo que ocupó durante tres años, para ser relevado el 4 de marzo de 2008 por el cardenal y arzobispo madrileño Antonio María Rouco Varela. Entonces, pasó a ser el vicepresidente del órgano de los obispos españoles, en sustitución del cardenal Antonio Cañizares, actual prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramento.

La consagración de Ricardo Blázquez al frente de la archidiócesis de vallisoletana será el 17 de abril, pues un día después se celebrará en la capital castellana una beatificación. La plaza pucelana estaba libre desde el 21 de junio de 2009, cuando el arzobispo Braulio Rodríguez tomó posesión en Toledo después de la marcha de Cañizares.

El traslado a punto de consumarse del abulense es entendida por algunos como el ascenso definitivo de Mario Iceta a la prelatura de Bilbo. Al ser consagrado en abril de 2008 obispo auxiliar, ya se indicó que ése no era más que un paso intermedio en la estrategia de la Santa Sede con la asesoría de los cardenales Rouco y Cañizares. Como sucede siempre en este tipo de situaciones, los hay que ponen en duda tal reflexión, aunque algunos en la comunidad diocesana de Bizkaia han comenzado a moverse para mostrar otra vez su rechazo al gernikarra. Iceta ha centrado su trabajo más urgente y prioritario en el seminario y la pastoral juvenil.

Munilla habla

El obispo de Donostia aseguró ayer que está fuera de sus competencias «el discernimiento» sobre el libro «Jesús, aproximación histórica» del teólogo José Antonio Pagola. Varias voces habían pedido a José Ignacio Munilla que se pronunciase al respecto.

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