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Tecnología vasca para el coche que se conduce sin conductor

Leer, descansar, comer, telefonear... y todo mientras conducimos nuestro vehículo. O mejor dicho, mientras conducen por nosotros. La corporación tecnológica Tecnalia participa en el proyecto de transporte inteligente sin conductor.

Joseba VIVANCO

Imagíneselo: tiene usted que viajar de Bilbo a Donostia, como cada día. Coge su vehículo, se aproxima a la A-8 y un sistema aplicado a su coche le informa, vía GPS, de que se aproxima un convoy de automóviles, guiado por un autobús de línea o un camión de mercancías. Usted se aproxima al paso del «tren», activa el sistema implantado y deja que sea el vehículo principal el que guíe su viaje. Durante una hora podrá leer, dormir, manejar el portátil... Cuando se acerque a su destino, desactivará el sistema, se saldrá de la fila y se dirigirá a su puesto de trabajo. ¿El futuro? Sí, pero quizá cercano.

Hablamos del Proyecto SARTRE (Safe Road Trains for the Environment), cuyo fin es desarrollar la tecnología que permita el transporte «inteligente» de viajeros y mercancías en vehículos en cadena -entre 6 y 8- sin conductor, dirigidos por un vehículo-guía, a través de vías rápidas como autopistas. Una iniciativa europea en la que participa de manera muy activa la corporación tecnológica vasca Tecnalia.

«El proyecto será una realidad, sin duda. La tecnología está ahí para ser utilizada y combinada de manera que la seguridad esté garantizada. Es necesario trabajar también en relación con la reglamentación y normativa en paralelo, así como en los nuevos modelos de negocio asociados al platooning -sistema por el que los vehículos se conducen solos-, que sin duda serán un incentivo para acelerar el despliegue de este tipo de conceptos», responde convencido Alberto Peña, responsable del Departamento de Producto Electrónica de la Unidad de Automoción de Tecnalia.

Además de Tecnalia, el consorcio está formado por siete socios -entre ellos, Volvo, IKA o Idiada- dedicados a sectores como el de la automoción, los bienes de equipo y la energía. Las primeras pruebas se llevarán a cabo en 2011. ¿En carreteras vascas? «En principio, no es ésa la intención, aunque aún se está definiendo el plan de pruebas y no lo descartamos», contesta.

A 120 km/h

Para que este proyecto sea posible se necesita, en primer lugar, que los coches cuenten con una tecnología que les permita, de forma autónoma y remota, controlar la aceleración y frenar y orientar su dirección mientras van acoplados al tren de carretera. Asimismo, los coches o vehículos del convoy deberán ir equipados con sistemas de navegación y un transmisor-receptor que permita a los pasajeros estar en contacto con el vehículo principal, que será el que lleve el convoy.

Cada tren de carretera deberá contar también con un vehículo principal que se dirija de la misma forma que un vehículo corriente y que vaya conducido por un conductor experimentado y familiarizado con la ruta. Este vehículo principal podría ser un taxi, un autobús o un camión.

«Se están explorando los modelos de negocio, pero se trata principalmente de que el vehículo pesado líder del platoon esté trasladándose por algún motivo, sea transporte de mercancías o de personas, y que incorpore el kit que le permita liderar pelotones de vehículos de cara a mejorar la eficiencia y reducir las emisiones globales», añade Peña.

¿La velocidad? En principio puede ser de unos 90 km/h, lo que, unido a la eliminación de la resistencia del aire, reduciría de manera considerable el gasto en combustible. «Cuanto mayor sea la velocidad, mayor es el beneficio en consumo por la influencia de las perdidas aerodinámicas. Velocidades de 120-130km/h serán perfectamente alcanzables en el futuro», confía el experto de Tecnalia.

La corporación vasca es responsable en SARTRE del análisis de comportamiento humano. «Desarrollamos los sistemas de comunicación del humano con el vehículo. Se utilizará información visual, acústica y háptica para asegurar que la transición del modo manual al automático se hace de forma segura para el conductor. Es muy importante que la sensación de seguridad sea total, tanto en la incorporación como en la salida del platoon», explica. Un trabajo complejo pues, «al desarrollo de los sistemas electrónicos en el vehículo, se suma la necesidad de conocer las implicaciones a efectos de factores humanos».

Lo que está claro es que estamos ante un nuevo concepto de transporte, que a día de hoy pueda despertar suspicacias en el conductor habitual, pero por el que parece haberse apostado fuerte y cuyas pruebas están próximas. Si son positivas, quizá conducir nunca habrá sido tan relajado.

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