La idea de un fondo monetario europeo sigue en el aire ante las divergencias en el seno de la UE
Las opiniones divergentes en el seno de la Unión Europea y, especialmente, el rechazo indisimulado de los miembros del Banco Central Europeo, han obligado a aparcar por el momento el debate sobre la creación de un Fondo Monetario para países en apuros.
GARA
La propuesta de crear un fondo monetario europeo, que permita hacer frente dentro de la zona del euro a crisis presupuestarias graves como la que atraviesa Grecia, está provocando, antes incluso de ver la luz, divergencias importantes entre los responsables comunitarios. Anunciada por sorpresa el pasado fin de semana por el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, la sugerencia ha sido mal recibida por destacados miembros del Banco Central Europeo.
Entre ellos, el propio presidente del Bundesbank y miembro del Consejo de gobierno del BCE, Axel Weber, que tachó el miércoles de «absolutamente contraproducente» el debate sobre ese mecanismo en las circunstancias actuales. En la rueda de prensa de presentación de los resultados del Banco Central alemán, celebrada en Fráncfort, Weber censuró las palabras del mandatario de su país y consideró que lo importante en este contexto es que los gobiernos y las instituciones europeas tengan la voluntad de cumplir las reglas existentes, especialmente las de disciplina presupuestaria. Si no existe esa voluntad, «tampoco la va a traer otra institución», argumentó Weber, de quien se dice que podría sustituir al francés Jean-Claude Trichet en la presidencia del BCE a finales de 2011.
Marcha atrás de Merkel
Si bien el debate público sobre la necesidad de nuevas reglas para la unión económica y monetaria fue lanzado por su ministro de Finanzas, Angela Merkel enseguida opinó que la idea es «buena e interesante» e indicó que los instrumentos actuales no son suficientes. El tratado actual prohíbe expresamente a la Comisión Europea (CE) y al BCE financiar a un Estado miembro de la zona del euro fuertemente endeudado. En su intervención pública, Schäuble aseguró que el Gobierno alemán trabaja en la creación de un fondo monetario para la zona euro y que dará a conocer en breve sus propuestas al resto de los socios europeos, después de concertarlas con el Estado francés.
El presidente del Eurogrupo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, también se sumó al debate, tras recibir a Merkel. «Tenemos que discutirlo. Hay cientos de preguntas sobre la mesa que hay que responder, pero, básicamente, estamos de acuerdo» con lo propuesto por el ministro de Finanzas alemán, aseguró, dando aire a la idea. Sin embargo, la Comisión Europea se ha mostrado más cauta, si bien se ha declarado dispuesta desde el primer momento a contribuir al debate. El presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, descartó la posibilidad de que Europa cree a corto plazo ese fondo a la manera del FMI y aseguró que es una propuesta que «requiere más análisis». La idea de Schäuble, según el responsable europeo, ha sido presentada sin «ningún tipo de detalles» y es un plan a «largo plazo».
Barroso opinó también que la creación de ese fondo «podría probablemente requerir un cambio en el Tratado» de la UE, con las consiguientes dificultades que ello implica. «En lo que estamos trabajando ahora es en preparar algunas iniciativas para reforzar la coordinación de las políticas económicas y la supervisión de los países», afirmó. Además, apuntó, la idea «no resolvería la situación urgente de Grecia».
Ante estas prevenciones de la CE y, especialmente, del responsable del Banco Central alemán, Merkel matizó su discurso a mediados de semana, y dijo, por boca del portavoz de su Gabinete, Christoph Steegmanns, que un fondo como el propuesto por Schäuble, «sólo sería el último argumento para gestionar apropiadamente la insolvencia de un Estado». «Antes de ello, y eso es algo que la canciller considera muy importante, habría que tener en cuenta que es necesario diseñar una amplia serie de sanciones», subrayó Steegmanns, añadiendo que en ningún caso la creación de un fondo monetario debe conllevar unos criterios de estabilidad más relajados. En términos similares se expresó el portavoz del ministerio de Finanzas, Michael Offer, quien aseguro que Schäuble lo había planteado como una propuesta a largo plazo. Sin embargo, una vez que Alemania ha puesto el tema sobre la mesa, la UE se verá obligada a hincarle el diente más pronto que tarde.