Los talibán reivindicaron el cuádruple atentado suicida y el ataque posterior registrado ayer en la ciudad de Kandahar, al sur de Afganistán, que causó al menos 27 muertos y medio centenar de heridos, según el último balance oficial.

Los rebeldes sostienen que este ataque es un aviso a los comandantes de las fuerzas occidentales que preparan ya una gran ofensiva en esa provincia, donde los talibán cuentan con una presencia significativa.

El principal objetivo del ataque coordinado era la prisión de Kandahar, con la intención de repetir la operación que en 2008 permitió liberar a un millar de presos, 400 de ellos combatientes talibán.

El ataque talibán coincidió con la llegada a Kabul del nuevo representante especial de la ONU en Afganistán, Staffan de Mistura, quien declaró que sus objetivos principales serán «la estabilización del país y la reconstrucción de su economía, respetando su soberanía».

«El pueblo afgano ha sufrido mucho y ha pasado tiempos difíciles. Merece un apoyo internacional, pero sobre todo un futuro mejor. Y la ONU cumplirá su parte», añadió De Mistura.