CRÓNICA ERE en Altsasu
El «Via Crucis» de Gamesa, a la espera de lo que diga Madrid
Los trabajadores de la planta de Gamesa en Altsasu protagonizaron ayer una nueva protesta en defensa de sus puestos de trabajo, confiando en que sea la última. La resolución en Madrid sobre su ERE, que implica el cierre de la planta, debe hacerse pública antes del jueves.
Aritz INTXUSTA
Dos altsasuarras arrastraban un molino como una pesada cruz por las calles de Iruñea. Tras ellos, ocho ejecutivos trajeados de la multinacional Gamesa les empujaban a seguir con su martirio a golpe de látigo. Así avanzaba el particular «Via Crucis» con el que conviven los 150 trabajadores de la planta que la eólica pretende cerrar en Altsasu, una de las poblaciones de Euskal Herria donde más cruda se ha mostrado la crisis.
Tras los esforzados trabajadores y sus fustigadores, venía el nutrido grupo de plañideras y tres «Poncios Pilatos»: el presidente, Miguel Sanz, la directora general de Trabajo, Imelda Lorea, y el consejero de Industria, José María Roig. Los tres se lavaban las manos en unas jofainas, junto a un cartel que rezaba: «Yo, feliz, si lo resuelve Madrid».
De este modo, el comité pretende denunciar la falta de implicación que ha mantenido el Gobierno de Nafarroa en la lucha por mantener los 150 puestos de trabajo en Altsasu, cediendo ante Gamesa, que llevó la tramitación del expediente a Madrid, junto con el de otras cuatro plantas que sólo se enfrentan a ERE temporales.
Estaciones de penitencia
La marcha recorrió cuatro estaciones de penitencia, en cada una de las cuales entregaron una carta en la que se denunciaba la falta de información y el abandono al que se han visto sometidos por las instituciones navarras. Las cartas han sido dirigidas a la Delegación del Gobierno español, al Consejero de Industria, al Parlamento y al presidente Sanz.
Pese a todo, la plantilla está esperanzada. El informe elaborado por un técnico que el Gobierno navarro ha enviado a Madrid merece «una valoración altamente positiva» para los trabajadores, ya que desmonta los argumentos de la multinacional y sugiere la aplicación de medidas temporales. El plazo para la aprobación o el rechazo del ERE se agota mañana.