Mientras que la mayoría de los que se sumergen en la autopista del trekking del Everest tiene su mirada puesta en la montaña más alta de la Tierra, sólo una minoría aplastante prefiere desviar su mirada del ochomil y dirigirse a otras montañas más bajas pero que dan mucho juego para la creatividad alpina. Uno de esos casos es el del Cholatse (6.440 m).

Un seismil que presenta en su seno un gran reto que ha estado mucho tiempo sin resolverse: la cara norte. Los primeros que se llevaron el premio de esa sombría y dura pared fueron los franceses; ellos firmaron la primera de la norte con la cresta noroeste. Era 1995. Desde entonces otras expediciones han dejado su sello: eslovenos, solitaria integral de Ueli Steck, coreanos...

Los últimos que han aportado su granito de arena han sido rusos. El pasado 20 de marzo, Alex Gukov, Viktor Koval y Valery Shamalo se hacían con una nueva ruta en la norte. Una nueva línea muy vertical, difícil y mantendida que transcurre por roca y terreno mixto en la parte derecha de esta pared.

La verdad es que no es del todo independiente, ya que en la parte superior, ya muy cerca de la cumbre, se une a la ruta francesa en una rampa de nieve y hielo que cruza el muro en diagonal hasta pillar la arista oeste.

En sí, el plan era para 5 alpinistas, pero Galina Chibitok cayó enferma y junto a su compañero Sergey Kondrashkin tuvo que regresar a casa. El trío se mete en la nueva creación el 13 de marzo y hace cima el 20. En total, 8 días de dura actividad para una línea que al principio iba a ser directa por el extremo derecho de la pared, pero que por culpa de las condiciones fueron obligados a escalar un poco más a la izquierda.

Muy mantendida

Hasta hace bien poco se desconocían los detalles de esta escalada. Se sabía que era muy difícil, pero no se conocían los datos técnicos. El líder de la expedición, Shamalo, ha adelantado que la nueva ruta tiene 1.640 metros de desnivel y 2.030 de recorrido: «La pendiente máxima fue de 67º, y la media de 63º. En total escalamos 36 largos. A pesar de que el tiempo ha sido estable, cada noche empeoraba, y tengo que afimar que todos los vivacs que hicimos fueron incómodos y sin resguardo. Bueno, menos dos; uno pasamos debajo de un techo y el otro en un agujero cavado en la nieve».

Como adelantábamos, se trata de una vía de gran difcultad y mantenida. Los rusos han propuesto para la nueva vía una graduación general de 6b de la escala rusa; es decir, la dificultad más alta de esa escala.

Sobre las dificultades técnicas, Shamalo informa que los largos más duros fueron de 6a en libre y A2 en artificial.

Tras 8 días de escalada, lo rusos necesitaron dos jornadas más para llegar al campo base. Tras 10 días, finalmente se quitan el arnés; y es que los 2 días de descenso fueron a base de rápeles. Y si fuera poco, los pasaron sin comida.