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El ascenso, al alcance de la mano

La marea txuri urdin baņķ la costa en la que no existe el maņana

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Joseba ITURRIA | CÁDIZ (enviado especial)

Una marea blanquiazul compuesta por cerca de un millar de aficionados recorrió los 1.150 kilómetros que separan la costa de Donostia de la gaditana para apoyar a su equipo hacia el ascenso y de paso vivir una bonita jornada. La nota más reseñable fue la buena relación entre dos aficiones únicas y similares en lo que se refiere a las ganas de pasarlo bien y de intentar buscar un buen ambiente, aunque con la diferencia de que en Cádiz las preocupaciones parece que no existen, sólo se piensa en disfrutar del momento.

Nos lo comentaba un gallego que viajó a Cádiz hace 20 años, ahora tiene 40: «Vine aquí y vi que la gente sólo piensa en disfrutar del momento. La gente no vive estresada, hay mucha tranquilidad y alegría. En el Norte se piensa en el futuro, en ahorrar para comprar una casa, para lo que pueda pasar... Aquí sólo se piensa en el ahora. Si la gente tiene un dinerito lo gasta, va a cenar y sale de fiesta. La primera vez que vine, llame a mi padre y le dije que me quedaba».

Y para uno que ahorraba, el bibliotecario jerezano Antonio de la Rosa, se gastó en un día en 151 acciones de la Real 10.000 euros ahorrados para comprarse un coche. Él nos recomendó un restaurante en el que se come muy bien a buen precio y nos demostró que los gaditanos, como los vascos, disfrutan también de la gastronomía. Hubo que esperar hasta las once para poder cenar y quedaban diez mesas pedidas por detrás.

De la Rosa no se apuntó porque la rivalidad entre Xerez y Cádiz provoca que sólo se acerque a la capital para ver a su Real. El sentimiento es compartido por los gaditanos. Mientras recibían con los brazos abiertos a los aficionados realistas que llegaban tras un viaje de más de doce horas de autobús, uno destacaba que «no sólo nos llevamos bien con la gente de la Real, vinieron 7.000 béticos y no hubo ningún problema. Sólo las tenemos con los de Xerez, que es algún sitio que debe quedar por Sudáfrica».

Estaba feliz y relajado mientras animaba a los aficionados realistas a entrar a su peña cadista. Han bajado de Primera a Segunda B, tenían el peligro de volver a bajar y no trasmitían la más mínima preocupación mientras gritaban con los realistas al unísono «sí, sí, sí, los dos lo vamos a conseguir».

Tranquilidad sin stress

La hostelería de Cádiz tuvo un día afortunado, aunque ya antes de llegar la mayor parte de los realistas el viernes los bares estaban llenos. Parece que la crisis no ha llegado a esta costa. A uno de los pocos guipuzcoanos que estaba en un bar se le acercó una chica para decirle: «¿A que eres vasco? Yo también lo soy, de Portu. Soy más vasca que los que vivís allí», con un acento andaluz en el que cada «ese» sonaba cómo una «ge». Gracias a ella se facilitó la tarea de lograr un kalimotxo: «Hay que pedir tinto de verano con coca cola. Y con tranquilidad. Aquí a la gente no se le puede pedir como vosotros. Necesitan su tiempo».

Lo comprobamos los integrantes de la expedición realista que vimos cómo los autobuses para trasladar por un lado a Xerez al equipo y a los demás a Cádiz llegaron con más de una hora de retraso sin ningún atisbo de inquietud. También explicaba la chica que en las relaciones con los chicos éstos tampoco piensan en el mañana: «Van a lo que van, rollo de la noche y lo malo es que las chicas se prestan a eso. Y cuando te encuentras con alguno que quiere una relación te quiere tener atada con correa y nos gusta salir, divertirnos, el Carnaval...». O sea, como ellos, disfrutar del momento sin pensar en el mañana.

Y lo hicieron durante todo el día de ayer de forma conjunta con los blanquiazules, entre jarra y jarra de cerveza sin problemas. No se veía a ningún policía ni en el centro ni en los aledaños del campo y cuando no están, no suele haber problemas. Aunque la gran mayoría tenía noche de hotel reservada para descansar, independientemente del resultado, querían seguir con el buen ambiente tras el partido, a pesar de que hoy les esperan otras 14 horas de autobús. Pero ayer, hoy era mañana.

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