CRíTICA cine
«La última cima» El sermón de la montaña
Mikel INSAUSTI
Los católicos también quieren ser alternativos y han encontrado su pequeña película independiente, dirigida y presentada por un Michael Moore de derechas, que pone en práctica una forma más directa de captar vocaciones religiosas, ahora que tanto escasean en el seno de la Iglesia. Los medios de comunicación marianos se hacen eco del demagógico planteamiento del documental, aduciendo que hoy en día está de moda hablar mal de los curas, y que “La última cima” tiene la valentía de poner bien a uno de ellos. Ya sabemos que ni todos los curas son pederastas, ni tampoco todos han de ser santos. El maniqueísmo sigue siendo la herramienta de trabajo de este sector conservador, porque no se trata de encontrar religiosos buenos o malos, sino de concluir que el sistema eclesiástico es perverso en si mismo desde el momento en que obliga a sus sacerdotes a hacer los votos de castidad y de obediencia. No todos van a ser capaces de llevar con igual resignación y espíritu de sacrificio el celibato, aunque hay excepciones, como la de Pablo Domínguez, que es presentado a modo de banderín de enganche para las nuevas generaciones de creyentes, con su oportuno mensaje provida de por medio.
Buenas personas las hay en todos los oficios, hasta entre los policías o los militares, pero de poco servirá que sean un dechado de virtudes si siguen la cadena de mando y cumplen las ordenes a rajatabla por injustas que sean. Los obispos que salen gustosos en el documental hablan maravillas de este canonizable sacerdote montañero que perdió la vida en el Moncayo, evidenciando que su original y ameno estilo de predicar no les era molesto o contrario a su línea teológica involucionista, como, al revés, sí lo suele ser el de los curas de base de los barrios obreros afines al marxismo cristiano. La Iglesia está obligada a utilizar nuevos cauces de expresión para perpetuar su discurso, y así se prodigan en Internet los curas cantantes, los deportistas, los magos o los cuentachistes, con o sin alzacuellos.