Nada menos que 2.500 personas de 60 nacionalidades se habían inscrito para participar en la séptima edición de la fiesta de los Arroces del Mundo, que ayer cobró un significado especial porque se celebró en la calle San Francisco de Bilbao La Vieja. Sin duda, se trata del barrio en el que conviven más culturas juntas, y una vez al año se unen en torno a esta gran fiesta gastronómica.

El grano de arroz constituye el segundo alimento más utilizado del mundo, después del trigo, y suele ser cocinado y preparado de forma diferente en cada cultura. Así lo demostraron ayer en Bilbo los participantes en esta fiesta, que tuvieron oportunidad de conocer y degustar las peculiaridades culinarias de los diversos países en torno a un mismo producto.

El arroz fue el ingrediente común en todos los platos preparados, aunque los productos añadidos fueron muy diferentes. Un jurado compuesto por personas de diversos países eligió al «mejor arroz del mundo», lo cual no resultó nada fácil.

Además del aspecto gastronómico, el ingrediente más importante fue la confraternización entre las diversas culturas. De hecho, el objetivo principal era llamar la atención sobre la riqueza que supone la diversidad cultural de estos barrios de la capital vizcaina, y de paso impulsar la integración.

Una vez degustados los arroces, comenzó una larga sobremesa con actuaciones musicales y danzas propias de los países representados.

Fiestas similares a la de Bilbo se celebran en Durango, Iruñea, Otxarkoaga, Donostia, Gernika y otras localidades vascas.