Maite SOROA | msoroa@gara .net
Las explicaciones de «Diario de Navarra»
Hay que observar las reacciones de los elementos más fanatizados para concluir el alcance de una información.
El reconocimiento de la independencia de Kosovo, ya lo adelantamos el sábado, les ha erizado el cabello pero, recuperados del primer susto, buscan ahora argumentos teóricos para sostener su empecinamiento.
Ayer el editorialista de «Diario de Navarra» dejaba sentado en la primera línea que «será tarea imposible encontrar algún parecido entre el caso kosovar y cualquier autonomía española».
Trata el escriba de tranquilizar el ánimo de sus seguidores y les pide «en primer lugar, hacer una lectura atenta de la sentencia, para conocer que la decisión del tribunal se refiere a si fue o no contraria a Derecho Internacional la acción del Parlamento kosovar de proclamar unilateralmente la independencia y, de paso, dejar claro que esa sentencia no puede interpretarse como el reconocimiento a ningún derecho de secesión». Pues digo yo que si lo que ha decidido el Parlamento kosovar es legal, ¿por qué no iba a serlo lo que decidiera otro? Por ejemplo, el de Euskal Herria.
Al hombre se le ve confuso, enredado en sus dudas cuando, por fin, encuentra un nuevo argumento, idéntico al primero: «lo que de verdad hace incomparable lo ocurrido en el corazón del Cáucaso con los argumentos de algunos nacionalistas vascos o catalanes es la imposibilidad de establecer el más mínimo parecido». ¡Dale Juana!
Y, como no termina de convencerse, vuelve a la carga: «Nada tiene que ver (...) con la situación de un país en el que, al margen de la escasa representación nacionalista, la inmensa mayoría apuesta por su unidad. Es penoso que se utilice cualquier circunstancia para poner la proa a un Estado de derecho con una Constitución vigente que establece derechos, deberes y libertades para todo el país. Donde, por cierto, funcionan 17 autonomías, con sus competencias, pero todas ellas integradas en el Estado. No parece tan difícil entenderlo». Lo que no parece difícil de entender es que, al margen de comparaciones, de lo que se trata es, simplemente, de respetar las decisiones de un pueblo.