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ENTREVISTA ELINOR OSTROM Premio Nobel de Economía 2009

«Muchas de las decisiones de las personas no tienen sólo fines de lucro»

Frann Korten entrevistó a Elinor Ostrom para «Estados Unidos: En la diversidad está la fuerza», la edición de primavera de «YES! Magazine» cuya versión en castellano se ha publicado el pasado mes de Julio. Este artículo ha sido publicado bajo Creative Commons license.

Fran KORTEN

Por un lado, ella es la primera mujer en recibir el premio. Su doctorado es en Ciencias Políticas, no en Economía (sin embargo tiene una especialización adicional en Economía, colabora con muchos economistas y ella se considera una economista política). Pero lo que hace a este premio particularmente especial es que su trabajo trata sobre la cooperación, mientras que la ciencia económica estándar se centra en la competencia.

El libro seminal de Ostrom, «La Administración de los Bienes Comunes: La Evolución de las Instituciones para la Acción Colectiva», fue publicado en 1990. Pero su investigación sobre la propiedad común se remonta a la década de 1960, cuando escribió su tesis sobre las aguas subterráneas en California. En 1973 ella y su marido, Vincent Ostrom, fundaron el Taller de Teoría Política y Análisis de Políticas en la Universidad de Indiana. En los años transcurridos, el Taller ha producido cientos de estudios sobre las condiciones en que las comunidades se autoorganizan para resolver problemas comunes. Ostrom actualmente se desempeña como profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Indiana y como directora senior de investigación del Taller.

Fran Korten, editora de «YES! Magazine», pasó 20 años con la Fundación Ford administrando donaciones para apoyar la gestión comunitaria del agua y los bosques en el sudeste de Asia y los Estados Unidos. Ella y Ostrom se basaron en los trabajos de una y otra mientras este campo de conocimientos se desarrollaba. Fran entrevistó a su amiga y colega Lin Ostrom poco después de que Ostrom recibiera el Premio Nobel

Cuando te enteraste que habías ganado el Premio Nobel de Economía, ¿te sorprendió?

Sí. Fue bastante sorprendente. Me sentí feliz y aliviada.

¿Por qué aliviada?

Bueno, aliviada porque, a través de los años, estuve haciendo un conjunto de investigaciones que mucha gente pensó eran muy radicales y que no les gustaba. Como una persona que hace trabajo interdisciplinario, no encajaba en ningún lugar. Me sentí aliviada de que, después de tantos años de lucha, alguien realmente pensara que esto tenía sentido. Eso es muy bonito.

Y es muy agradable para el equipo del que he formado parte aquí en el Taller. Hemos tenido un estilo diferente de organización. Es un centro interdisciplinario: tenemos estudiantes graduados, profesores invitados y el personal docente trabajando juntos. Yo nunca habría ganado el Nobel si no formara parte de este esfuerzo.

Es interesante que tu investigación trate sobre gente aprendiendo a cooperar. Y tu Taller en la universidad también está organizado sobre los principios de cooperación.

Tengo un nuevo libro que sale en mayo titulado "Trabajando Juntos", escrito con Amy Poteete y Marco Janssen. Trata sobre acciones colectivas en los bienes comunes. De lo que hablamos es sobre cómo las personas trabajan juntas. Hemos usado una inmensa gama de diferentes métodos para examinar esta cuestión: estudios de casos, incluyendo mi propia tesis y el trabajo de Amy, modelos, experimentos, trabajos estadísticos a gran escala. Mostramos cómo las personas utilizan varios métodos para trabajar juntos.

Mucha gente asocia a «los bienes comunes» con el famoso ensayo de Garrett Hardin, «La Tragedia de los Comunes». Él dice que si, por ejemplo, tienes un pastizal al que todo el pueblo tenga acceso, entonces cada persona pondrá tantas vacas en esa tierra como le sea posible para maximizar su propio beneficio, y muy pronto ese terreno sufrirá de sobrepastoreo y perderá todo su valor. ¿Cuál es la diferencia entre tu perspectiva y la de Hardin?

Bueno, yo no veo al ser humano como caso perdido. Hay una tendencia general a presumir que la gente simplemente actúa para obtener beneficios a corto plazo. Pero cualquiera que conozca acerca de las empresas de las pequeñas ciudades y cómo la gente en una comunidad se relacionan entre sí, se da cuenta de que muchas de esas decisiones no tienen sólo fines de lucro y que los seres humanos tratan de organizarse y resolver problemas.

Si estás en una pesquera o tienes un pastizal y sabes que el beneficio a largo plazo de tu familia es que no lo destruyas, y si puedes hablar con las otras personas que utilizan ese recurso, entonces también puedes crear reglas que encajen en el escenario local y organizar a la gente para hacerlas cumplir. Pero si la comunidad no tiene una buena forma de comunicarse entre sí o los costos de la autoorganización son demasiado altos, entonces no se organizará, y habrá fracasos.

Entonces, ¿estás diciendo que Hardin a veces tiene razón?

Sí. La gente dice que le refuté, y vuelvo y digo «No, eso no es correcto. Yo no lo he refutado. He demostrado que su afirmación de que la propiedad común siempre será degradada es incorrecta». Pero él se refería a un problema de considerable importancia que debemos tomar en serio. Sin embargo, él lo llevó a un extremo. Dijo que la gente nunca podría gestionar correctamente los bienes comunes.

En el Taller hemos hecho experimentos en los que creamos una forma artificial de propiedad común, como una pesquera o pastizales imaginarios, y trajimos personas a un laboratorio e hicimos que tomaran decisiones sobre esa propiedad. Cuando no permitíamos ninguna comunicación entre los participantes, la sobreexplotaban. Pero cuando la gente se puede comunicar, particularmente cara a cara, y decir: «Bueno, caramba, ¿qué tal si hacemos esto? ¿Y qué si hacemos aquello?». Entonces podían llegar a un acuerdo.

Pero ¿qué pasa con el problema de «parasitismo», donde algunas personas acatan las reglas y otras no? ¿Estos acuerdos no se vendrían abajo?

Bueno si las personas no se comunican y no logran algunas normas y reglas compartidas, es cierto, tendrás ese problema. Pero si se reúnen y dicen: «Amigos, este es un proyecto en el que todos vamos a tener que contribuir. Ahora, vamos a resolverlo», pueden hacer que funcione. Por ejemplo, si se trata de un jardín comunitario, podrían decir: «¿Estamos de acuerdo en que cada sábado por la mañana todos vamos a ir hasta el jardín comunitario, y vamos a pasar lista y vamos a poner la lista sobre un tablero de anuncios?». Muchas de las comunidades han descubierto formas sutiles de hacer que todos contribuyan, porque si no lo hacen, esas personas quedarán en evidencia.

Entonces, ¿la vergüenza pública y la honradez pública son claves para la administración de los bienes comunes?

La vergüenza y el honor son muy importantes. No un conocimiento tan amplio de ello. Hay estudiosos que lo entienden, pero no ha formado parte de nuestra manera aceptada de pensar sobre la acción colectiva.

¿Tienes un ejemplo favorito en el cual las personas hayan sido capaces de autoorganizarse para administrar la propiedad en común?

Uno que leí tempranamente y que me impresionó mucho -porque yo no lo esperaba- fue la obra de Robert Netting, un antropólogo que había estado estudiando los bienes comunes de los Alpes por un tiempo muy largo. Él estudió a los campesinos suizos y luego estudió también en África. Estaba muy perturbado porque las personas decían que los africanos eran primitivos porque utilizaban la propiedad común con demasiada frecuencia y no conocían los beneficios de la propiedad privada. Implicaba que debíamos imponerles normas de propiedad privada. Netting decía: «¿Son los campesinos suizos estúpidos? Ellos también usan la propiedad común».

Pensemos un poco sobre esto. En los valles, utilizan la propiedad privada, mientras que en las zonas alpinas, utilizan la propiedad común. Así que la misma gente sabe de la propiedad privada y de la propiedad común, pero escogen utilizar la propiedad común de las zonas alpinas. ¿Por qué? Bueno, las zonas alpinas son las que Netting llama «irregulares». Un año la precipitación es alta en un sector, y la nevada es grande y hay abundancia de pasto. Pero las otras zonas están secas. Ahora bien, si pones vallas para delimitar una propiedad privada, entonces el señor Pérez tendrá pasto excelente un año -ni siquiera podrá usarlo todo- y el señor López no tendrá nada. Así, Netting argumentó que hay lugares donde tiene sentido tener un pastizal abierto en lugar de uno cerrado. Entonces él da una muy buena idea de la gran diversidad de normas particulares que las personas han utilizado para administrar esas tierras comunitarias.

¿Por qué las conclusiones de Netting fueron tan sorprendentes para ti?

Yo había crecido pensando que la tierra era algo que siempre se trasladaría hacia la propiedad privada. Había hecho mi tesis sobre las aguas subterráneas en California, así que estaba familiarizada con la gestión del agua como un bien común. Pero cuando leí a Netting, me di cuenta de que cuando hay entornos terrestres «irregulares», realmente no tiene sentido levantar vallas y tener pequeñas parcelas privadas.

Lin, si fueras a tener una sesión con alguien de gran influencia en la política de recursos naturales, por ejemplo, Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, o Ken Salazar, secretario del Departamento del Interior de EEUU, ¿cuál sería tu consejo?

¡No hay panaceas! Tendemos a desear fórmulas simples. Tenemos dos recetas principales: privatizar los recursos, o que sean propiedad del Estado con normas uniformes. Pero a veces las personas que viven sobre los recursos están en mejor posición para determinar la forma de cómo administrarlos como un bien público.

¿Hay un papel para el Gobierno en esas situaciones?

Necesitamos instituciones que permitan a las personas llevar a cabo sus funciones de administración. Por ejemplo, si hay conflicto, necesitas un sistema judicial libre y justo a un nivel superior respecto a la unidad de gestión de recursos del pueblo. También necesitas instituciones que proporcionen información precisa. El Servicio Geológico de Estados Unidos es uno al que señalo en varias ocasiones. No vienen y tratan de hacer propuestas sobre lo que deberías hacer. Ellos sólo hacen un trabajo realmente bueno al proporcionar conocimientos científicos precisos, especialmente para las cuencas subterráneas, como por ejemplo cuando hice la investigación para mi doctorado años atrás. No estoy en contra del gobierno. Estoy en contra de la idea de que tiene que ser alguna burocracia la que resuelva todo para la gente.

¿Qué tan importante es que haya una coincidencia entre una jurisdicción gubernamental y el área del recurso a ser administrado?

Para administrar la propiedad común necesitas crear límites para un área con un tamaño similar al problema con el que la gente está tratando de lidiar. Pero no tiene por qué ser una jurisdicción formal. A veces los funcionarios públicos ni siquiera saben que la población local ha llegado a ciertos acuerdos. Puede que no hayan pasado por los tribunales, o incluso que no estén escritos. Es por eso que a veces las autoridades públicas destruyen lo que la población ha estado creando durante años.

Has hecho tu investigación sobre jurisdicciones de los recursos naturales de tamaño pequeño y mediano. ¿Y qué pasa con los comunes a nivel mundial? Tenemos los problemas del cambio climático y de los océanos que se están muriendo. ¿Hay lecciones desde tu trabajo que sean relevantes para estos problemas masivos que ahora estamos enfrentando?

Realmente el tema de los océanos me desespera. Hay un artículo muy interesante en la revista «Science» sobre el «bandido errante».

Es muy tentador ir a lo largo de la costa y recoger todos los peces que puedas y luego seguir adelante. Con barcos muy grandes, puedes hacerlo. Creo que podríamos avanzar hacia la solución de ese problema, pero ahora mismo no hay muchos instrumentos para lograr ese objetivo.

Con respecto al cambio climático global, estoy más esperanzada. Hay beneficios locales públicos que la gente puede recibir al mismo tiempo que están generando beneficios para el medio ambiente mundial. Toma la salud y el transporte como un ejemplo. Si más gente caminara o usara bicicletas para ir a trabajar y utilizara el automóvil sólo cuando tienen que ir a ciertas distancias, entonces su salud estaría mejor, sus billeteras estarían mejor y la atmósfera estaría mejor.

Por supuesto, si son sólo unas pocas personas, no importará, pero si cada vez más personas sienten «Éste es el tipo de vida que debería vivir», esto puede ayudar sustancialmente al problema global.

Del mismo modo, si invertimos en mejorar el aislamiento de una gran cantidad de edificios, podemos ahorrar dinero así como ayudar al medio ambiente. Sí, queremos alguna acción global, pero... caramba, ¿si simplemente nos sentamos y esperamos por ella? ¡Por favor!

¿Tienes un mensaje para el público en general?

Tenemos que apartar a la gente de la idea de que tienen que tener un coche de lujo y una casa enorme. Algunas de las casas que se han construido en los últimos diez años simplemente me espantan. ¿Por qué los seres humanos necesitan enormes casas? Nací pobre y no sabía que comprabas ropa en otro lugar que no fuera la tienda de caridad hasta que fui a la universidad. Algunas de nuestras creencias acerca de lo que significa tener una buena vida, creo, no nos van a ayudar en los próximos cincuenta años. Tenemos que pensar en cómo elegir una vida con sentido donde estemos ayudándonos unos a otros en formas que realmente ayuden a la Tierra.

Echemos un vistazo 20 años hacia delante. ¿Qué desearías que el mundo haya entendido acerca de la administración de sistemas de propiedad común?

Lo que necesitamos es un sentido más amplio de lo que llamamos «sistemas ecológicos sociales». Tenemos que mirar el aspecto biológico y el aspecto social en un solo marco en lugar de hacerlo en treinta idiomas diferentes. Esto es grande, pero ahora tengo a algunos de mis colegas muy interesados. Algunos de ellos son jóvenes, y lo que me parece alentador es que con muchos trabajando juntos, puedo vernos avanzar en los próximos veinte años. Veinte años a partir de ahora, a los 96, probablemente no seré tan activa.

¿No tan activa? Yo no apostaría por ello.

 

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