Antes, cuando el ejército español se nutría por tropa de leva, en los sorteos que rifaban destinos de los nacidos en los años del baby-boom, se producían los llamados excedentes de cupo. Pues bien, mirando las cadenas que aparecen en mi electrodoméstico con TDT, creo que existe un excedente de cadenas marcadamente derechistas. Es una sucesión de clones televisivos que tienen como única función la crispación de la vida social, política, económica y deportiva. Una auténtica cruzada de españolización , de regresión, y lo que es más importante, llevada esta nueva reconquista a base de un plantel limitado de tertulianos, jefes de redacción y directivos medios que están claramente al servicio de una misión: recuperar el poder al precio que sea.

Esto se comprueba cada día y noche, con una oferta extensa, variada, con muchos sistemas de camuflaje, pero estamos de estreno de un canal muy autopromocionado que ayer día 20 ha empezado a emitir un nuevo canal que lleva el número 10, que pertenece a Vocento y en su programación concurren todos los tics de los más resabiados contertulios, claramente situados en el espectro político que va de la extremísima derecha a la derecha, que podrá representar ese cangrejo político llamado Joaquín Leguina, que ha encontrado por fin una mesa donde soltar sus ideas más atascadas en el resentimiento.

Para que no se equivoquen, un programa de mañana con opinión política conducido por Curri Valenzuela no es nada más que una apuesta partidista, un comando de intoxicación y beligerancia contra cualquier cosa, no que sea de izquierdas, sino que sea simplemente de una derecha moderada. Esta presencia, al igual que la del hasta hace muy pocos días director de ABC, como uno de los urdidores de este canal, no deja lugar a muchas dudas. No debe existir confusión. Es un lugar para la agitación política, para la mentira, para la defensa de los intereses de clase de unos cuantos. En este sentido no engañan. Y otro pensamiento añadido esperanzador. Con tantos excedentes, a lo mejor acaban amortizándose, anulándose entre ellos mismos. Porque cuando acaben las elecciones no va haber dinero para mantener a tantos.