En el recital, enmarcado en los Cuartitos del Arriaga y que dará comienzo a las 20.00 horas, se podrán escuchar los temas estrella de películas como «Desayuno con diamantes», «Con faldas y a lo loco» o «New York, New York».

¿Por qué reivindican estas conocidísimas canciones de películas mediante este formato clásico, como si fuera un recital de lieder?

Este programa está pensado y liderado por Ainhoa Zubillaga, que ya ha reivindicado en anteriores ocasiones este repertorio. La familia de Ainhoa viene del mundo del cine, su padre poseía varias salas de exhibición en Gipuzkoa y ella ha heredado esa gran afición. Siendo cantante, una de las mejores formas de acercar sus dos pasiones es mediante esta selección de canciones de cine, que a ella le parecen grandes temas por mérito propio.

¿Cree usted que estos clásicos modernos están a la altura de los lieder de Schubert o Schumann?

Efectivamente, en cuanto a parámetros musicales, estructuras o relación entre melodía y armonía, muchas de estas canciones son muy cercanas a los lieder de autores clásicos. Pero, aunque musicalmente son afines, tienen un valor extramusical añadido en forma de relaciones emocionales, pues algunas de estas canciones están vinculadas a las experiencias vitales de mucha gente. No todas las películas que hemos elegido han sido grandes obras cinematográficas, pero sus canciones las han sobrevivido en todos los casos y se han convertido en melodías eternas que todo el mundo reconoce y siente. Ese es el verdadero valor de estas canciones, más allá de su complejidad compositiva.

Todas las canciones que han elegido son grandes hits de las décadas de los 40, 50 y 60.

Está diseñado así pretendidamente, vamos a la búsqueda del público, pero entendiendo esta comercialidad en el buen sentido. A veces suena muy mal lo de ser comercial, parece que uno va a hacer un repertorio populista. La nuestra es una invitación a encontrarse con clásicos del cine, y la gente descubrirá con nosotros que, aunque se dé la circunstancia de que conocen la melodía, en muchos casos les costará relacionarla con su correspondiente película. Nosotros ofreceremos ese y otros datos, hemos preparado una puesta en escena nada envarada, más bien como si estuviéramos tocando en el salón de su casa, comentando y contando anécdotas de cada una de las canciones y películas.

Queremos ser un poco divulgativos para desempolvar nuestros recuerdos sobre el cine. Me parece que es una buena estrategia para llevar a la gente a la sala de conciertos, que a menudo cuesta lo suyo.

¿Tiene usted alguna preferencia personal entre todas estas canciones?

Yo tengo 38 años, y muchas de esas melodías no se vinculan con mi juventud, porque se estrenaron mucho antes. Las vi siendo ya clásicos del cine. No obstante, algunas de estas canciones están muy vinculadas con mi profesión, el jazz, pues se han convertido en standards. Por ejemplo «Someday my prince will come», de «Blancanieves», los músicos de jazz vienen tocándolo desde siempre cuando quieren cambiar a un ritmo en tres por cuatro. Ocurre algo parecido con «Somewhere over the rainbow», de «El Mago de Oz». También me gusta mucho el tema de «Días de vino y rosas», porque es una melodía muy conocida que ha sido interpretada muchas veces de manera frívola, pero que muestra su verdadera naturaleza cuando ves la desgarradora película de Blake Edwards.