Martxelo Díaz Periodista
Antisemitismo como excusa
Ayer se cumplieron 65 años de la liberación del campo de Auschwitz, que se ha tomado como fecha simbólica para conmemorar el holocausto judío cometido por los alemanes, la Shoah. Sin duda, se trata de una de las mayores matanzas registradas en el siglo XX y una prueba de hasta dónde pueden llegar los fascismos. El problema llega cuando la Shoah se emplea para justificar la creación del Estado de Israel, basado en la ideología sionista, tan discriminatoria y criminal como el nazismo. En Internet circula un montaje en el que fotografías de los campos de exterminio nazis guardan un paralelismo casi exacto con el trato que los israelíes ofrecen a los palestinos.
La defensa de los sionistas consiste en denunciar cualquier crítica que se realiza a la política genocida israelí tildando de antisemitas a quienes alzan la voz ante el sufrimiento palestino. Esta misma semana el Gobierno israelí calificó de antisemita el informe Goldstone, elaborado a instancias de la ONU y que denunciaba que el Ejército sionista -y también Hamas- había cometido crímenes de guerra el pasado invierno en Gaza. El problema es que el antisemita que elaboró el informe, Richard Goldstone, es un judío sudafricano. Según declaró su hija Nicole a «Jerusalem Post», Goldstone es «un sionista que ama a Israel». Pero como ha criticado las matanzas de Israel es antisemita. Los proisraelíes han llegado a apropiarse del concepto semita, que incluye a varios pueblos de Oriente Medio, incluidos los árabes. Por tanto, quien masacra palestinos es el verdadero antisemita, no quien denuncia esas masacres.
En la Casa de la Juventud de Iruñea esta semana se está proyectando la película «Shoah», de Claude Lanzmann, un documental de nueve horas en el que se recogen testimonios de supervivientes del holocausto. Muy loable. El problema es que el mismo Lanzmann dirigió «Pourquoi, Israël», en la que justifica el establecimiento del Estado sionista, y «Tsahal», una apología del Ejército israelí -el mismo que arrasó Gaza- en el que intervienen criminales como Ehud Barak o Ariel Sharon. Dos verdaderos antisemitas.