Siguiendo los pasos de la Premier, donde ya no es una novedad, los petrodólares han aterrizado por primera vez en la Liga española. El Málaga, o mejor dicho sus antiguos propietarios, han recibido con los brazos abiertos a Bin Nasser, quien ha desembolsado 36 millones de euros para comprar el club, no sin las suspicacias propias de unos aficionados que residen en una de las zonas con mayores casos de corrupción por metro cuadrado y que confían, con la mosca detrás de la oreja, en que la inversión árabe no sea flor de un día, como ha ocurrido en otros casos similares.

Acuciados por las deudas acumuladas en las últimas temporadas -evaluadas en unos 14 millones- y por el revuelo mediático que supuso la detención y posterior acusación de estafa de su cabeza de familia, los Sanz vieron en el hombre de negocios del Golfo Pérsico una magnífica oportunidad para sanear sus propias cuentas y quedar, de paso, como salvadores del club malacitano. Amante de los caballos y el fútbol -es miembro honorífico del equipo Al Rayyan, donde jugó Fernando Hierro-, Bin Nasser también barajó este pasado verano la posibilidad de comprar el Liverpool, pero se inclinó finalmente por el conjunto andaluz.

Bastante discreto en público -no concede entrevistas y cede sus poderes a hombres de confianza-, el multimillonario qatarí ha amasado su fortuna en negocios relacionados con azulejos y mármoles, agencias de viajes, hoteles y aplicaciones electrónicas, además de la venta en exclusiva de algunas prestigiosas marcas de vehículos y de contar con participaciones en la cadena televisiva Al Jazeera. Pese a semejante potencial económico, no ha tirado la casa por la ventana como algunos otros magnates.

Sus mayores desembolsos se han producido a la búsqueda del gol, con los 3,6 millones que pagó al Banfield por el hispano-uruguayo Seba y los 3,5 por el venezolano Rondón a Las Palmas. Sin embargo, la verdadera sensación en la delantera ha llegado de la propia cantera, con la explosión del jovencísimo Juanmi, quien ya ha hecho historia en la competición liguera al haber sido, con apenas 17 años y 115 días, el más bisoño en conseguir dos goles en un mismo partido. En total, 13,4 millones ha sido el gasto para renovar la plantilla donde, con buen criterio, se ha mantenido a los jóvenes valores salidos de casa. El prometedor lateral izquierdo Manu Torres, el defensa Iván González y el centrocampista Edu Ramos -los dos últimos internacionales en categorías inferiores-, siguen en la primera plantilla dispuestos a confirmar su proyección.

Jesualdo Ferreira, ayudante de Camacho

Y para dirigir el nuevo rumbo de la nave malagueña Bin Nasser eligió a un técnico veterano, con más experiencia que caché. Tras ganar tres ligas consecutivas con el Oporto, Jesualdo Ferreira ha aterrizado en la Costa del Sol dispuesto a aportar un salto de calidad en el Málaga, aunque de momento es más conocido por la polémica levantada por un periódico deportivo entre él y su compatriota Jose Mourinho que por los resultados cosechados.

Antes de triunfar con los dragones, el que fuera profesor en el Instituto Superior de Educación Física de Lisboa también pasó por el Benfica, donde fue sustituido por el actual técnico rojillo, José Antonio Camacho, en noviembre de 2002, pasando a ser su ayudante con la llegada del de Cieza al banquillo de las águilas.

De momento, el bueno de Ferreira no ha podido brindarle ningún triunfo casero a su jefe, que ha tenido que desplazarse a otros estadios -es una incógnita si estará en el de El Sadar- para ver ganar a su reciente adquisición. Tan es así, que el Málaga cuenta todos sus partidos en La Rosaleda por derrotas ante potentes enemigos -Valencia, Sevilla, Villarreal y Real Madrid-, pero está imbatido fuera, donde ha cosechado sus siete puntos. Un aviso para navegantes.