«Es una vergüenza, nos hacen sufrir con el amianto y luego en los pasillos del juzgado»
Juanjo BASTERRA
Angélica Hernández, viuda de José María López, se mostró ayer decepcionada ante el aplazamiento del juicio contra Babcock Wilcox por la muerte de su marido, José María López, a causa del amianto. Los abogados de Babcock Wilcox y Babcock Borsig señalaron que el fallecido trabajó en una subcontrata, propiedad de un empresario autónomo, durante los 18 meses, momento en el que tuvo contacto con el amianto debido a su profesión de soldador.
La juez del Juzgado de Lo Social número 1 requirió a la abogada de la familia del fallecido por un mesotelioma pleural que se debería citar al autónomo que se encargaba de «aportar mano de obra a Babcock durante los años setenta». Este hecho retrasará el juicio unos meses, porque «nos han dicho que ese empresario autónomo falleció. Lo que está claro es que él aportaba la mano de obra, no era quien tenía amianto, que existía en Babcock», dijo la abogada de la familia del ex trabajador.
Su viuda afirmó en declaraciones a GARA que «estoy decepcionada» porque «nos hacen dar vueltas y vueltas. Padecemos el efecto cancerígeno del amianto y después tenemos que padecer todo el entramado judicial cuando los informes médicos reconocen que mi marido trabajó en contacto con el amianto en Babcock en los primeros años de la década de los setenta». Fue soldador y después ingresó en la Policía Municipal de Bilbao.
Falleció en mayo de 2009, después de haber sufrido en 2008 varios derrames pleurales hasta que le diagnosticaron el mesotelioma en setiembre, hasta que falleció ocho meses después».
Otro afectado de Arcelor
La semana pasada se celebró un juicio en Donostia de recargo de prestaciones contra la empresa Arcelor Mittal Olaberria. Se trata del trabajador Benito Acosta que cuenta con una incapacidad permanente absoluta derivada de enfermedad profesional por el mesotelioma que padece. Prestó servicios para la empresa Arcelor Olaberria entre los años 1958 hasta 1991, fecha en que se jubiló.
El puesto ocupado por el trabajador se ha situado siempre en los hornos de recocido y en las cabinas de laminado. Asimismo, el trabajador participaba en las labores de demolición y reparación de los hornos, así como en el mantenimiento de las tuberías. Esas instalaciones estaban totalmente revestidas con amianto, material que la empresa utilizaba como aislante, al igual que lo estaban las tuberías de conducción, con vendas de amianto que manipulaba el propio trabajador. Estos tubos se localizaban junto al puesto del empleado.
En el juicio quedó demostrado que Arcelor contaba con amianto para su uso como material aislante hasta el año 1985, aunque se mantuvo durante años después, como reconoció la representación de la empresa a la Inspección de Trabajo y como declararon en el juicio los testigos, compañeros de trabajo de Benito Acosta.