Última Asamblea General de la legislatura para Fernando García Macua, que esta tarde (19.30) se presenta ante los socios compromisarios en el Palacio Euskalduna con la esperanza de repetir su novedosa experiencia del pasado año, recibir el visto bueno a todas sus propuestas a la primera.

No deberían suponerle ningún problema el balance -con mínimo superávit-, el presupuesto -ligeramente reducido- e incluso las cuotas, con ascenso moderado, equivalente a la subida del IVA. El problema para el presidente pueder radicar en que esta tarde se hablará de algo más que de números.

Es, de hecho, el primer punto del día el que puede ejercer de brasero, tomando el relevo de las subidas de cuotas, que ya le costaron a Macua sendos batacazos en sus dos primeras Asambleas. No tanto la ratificación en sí de los tres nuevos directivos rojiblancos, Carlos Lasa, Jesús Arancibia y Jone Artexebarria, como la decisión del presidente de que la votación se realice a mano alzada y nada más arrancar la cita.

Macua considera doblemente avalada su decisión -la posibilidad está recogida en los estatutos y, además, ya se ha utilizado anteriormente-, pero no ha sido bien recibida por un sector de los compromisarios.

Si este grupo es más o menos amplio se sabrá hoy mismo, a tenor de la respuesta que obtenga la iniciativa que espera poder presentar una solicitud formal para que la votación se desarrolle, como el resto, en las urnas y, por lo tanto, de manera secreta. Para conseguirlo, se necesita la firma de un 20% de los compromisarios presentes.

Menos debate suscitarán, en principio, las cuentas, más allá de las suspicacias que siempre genera la ingeniería contable. Para empezar porque el balance de la temporada 09/10 se cierra con superávit, aunque sea mínimo y pese a que los números se han disparado más de tres millones y medio respecto a lo presupuestado hace un año.

Lo elevadísimo del superávit -más de diez millones de euros- sobre el papel se corresponde en su gran mayoría con la plusvalía por la permuta de los terrenos de San Mamés. Aportación que no se traduce en dinero contante y sonante, sino en la propiedad de acciones de la Sociedad San Mamés Barria. De ahí que el superávit «real» sea de poco más de 85.000 euros.

La mayor aportación vuelve a corresponder a los socios -una tercera parte de los ingresos-, junto a los derechos de retransmisión y los ingresos por competiciones deportivas, que la temporada pasada superaron los diez millones de euros gracias a la participación en la Europa League.

Tampoco es desdeñable la inyección de la Fundación (contabilizada como Aportaciones por Convenios), que supera los dos millones de euros. Truco contable o no, es innegable que de no haberse multiplicado por veinte los ingresos que aportó la temporada pasada el balance se habría cerrado con un hermoso agujero.

Y es que algunos gastos se han disparado. Sobre todo el correspondiente a la plantilla deportiva, que se come más de un 60% del presupuesto y que se ha visto incrementado en casi cinco millones respecto a lo presupuestado hace un año.

A recortar

Pese a ello, la directiva ha ajustado sus previsiones para esta temporada. La imparable trayectoria ascendente que ha mantenido el presupuesto del club sufre un frenazo, aunque la reducción sea de apenas un 1% respecto al aprobado el pasado año, casi un 7% sobre el balance final.

En el capítulo de ingresos, a Macua le ha tocado meter la tijera en los correspondientes a las competiciones deportivas, sin participación europea por delante y con la incógnita de la Copa, pero estima que la aportación de la Fundación puede volver a situarse por encima de los dos millones.

En lo que respecta a los gastos, los mayores recortes se prevén en la plantilla deportiva y la amortización del inmovilizado, con los que se redondean los 58.051.700 euros de prespuesto.