Quizá llega demasiado pronto y con el hándicap de hacerlo justo tras la gira estadounidense, pero todo el baskonismo tiene esta tarde el primer y quizá más importante examen de esta primera fase de la Euroliga. Encuadrado en un grupo muy exigente y que no concede ninguna salida cómoda, Zurbano debe ser la llave para que la clasificación al Top 16 no se complique. Por ello, la visita del Maccabi se presenta como una de las pruebas más duras, por mucho que sea el primer partido.

El público ha de ser esta noche el de las grandes ocasiones y apretar todo lo que sabe en un partido siempre caliente y que es una auténtica reválida, especialmente para el juego interior del equipo, objeto de todo tipo de debates y controversias desde la salida del brasileño Tiago Splitter.

Y es que es precisamente en el interior donde más se ha reforzado un Maccabi que parece dispuesto a enmendar el fracaso que supuso su pasada temporada, donde el modesto Galil Gilboa de Oded Katash (ex ídolo y ex entrenador maccabeo) le sacó los colores birlándole una liga que parecía suya prácticamente por decreto.

El primer cambio importante en el equipo judío ha llegado en el banquillo, de donde ha desertado Pini Gershon para subirse a los despachos y dejar su lugar a otro icono del club como David Blatt, campeón de Europa con Rusia hace dos años en Madrid y otrora mano derecha del propio Gershon.

En un mercado tan escaso de kilos y centímetros en la pintura, los hebreos han comenzado su reconstrucción precisamente desde el interior y lo han hecho fichando a una pareja capaz de dominar a cualquiera en caso de que llegue a acoplarse, Richard Hendrix y Sofoklis Schortsianitis, una dupla bien conocida y sufrida por estos lares.

El pívot estadounidense causó impacto en su primera experiencia ACB en un Granada que parece tener muy buen ojo para los cincos, esa posición que siempre parece estar coja en Gasteiz. Su poderío anotador y reboteador parece llamado a minimizar la salida D'or Fischer hacia el Real Madrid, lo que augura problemas a un jugador como Barac, que viene de fajarse con éxito ante Tim Duncan, pero que suele acusar la presión en exceso.

Con Schortsianitis, el Maccabi ha hecho una apuesta a doble o sencillo que de momento parece rentable, ya que, tras una nueva pérdida de peso, su aportación está siendo muy interesante. Si Blatt consigue mantenerlo en esta línea, y se controla con las faltas, el griego es imparable, pero todos los precedentes obligan a ser muy cautelosos en este sentido.

Hijos pródigos

La israelización, con la vuelta al hogar de dos ex como Burstein y Lior Eliyahu es el otro aspecto destacable de este Maccabi. Inevitablemente, los ojos se centrarán esta tarde en el ex baskonista, que regresa a la cancha a la que llegó para intentar madurar y de la que salió con un título de liga, auténticas exhibiciones ofensivas y muchas dudas sobre su débil mentalidad.

Mermado por sus problemas físicos y su inadaptación lejos de su familia, el ala-pívot israelí dejó constancia de que es capaz de destrozar a cualquiera con su juego de pies, como ya sufrió el propio Maccabi en los dos partidos del año pasado.