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La clínica Ubarmin trabaja a menos del 10% por falta de personal

La clínica Ubarmin, en Nafarroa, posee 115 plazas para personas ingresadas. Sin embargo, en las primeras semanas de diciembre sólo hubo siete que pasaron la noche allá. Este lunes, sólo había ocupadas nueve camas. El director del centro no reconoce estos datos, asegura que la situación es de «normalidad» y que se debe a que los trabajadores han concentrado sus vacaciones. Además, justificó los datos argumentando que la gente no quiere operarse en estas fechas.

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Aritz INTXUSTA |

De las 115 camas para ingresados que posee la clínica Ubarmin, el lunes sólo permanecían ocupadas nueve. Según han hecho saber a este periódico fuentes internas de dicho centro público de Nafarroa, la situación no es achacable al bajón de actividad vinculado a las navidades, sino que, desde el 29 de noviembre hasta el 12 de diciembre, las instalaciones se encontraban al mismo nivel de infrautilización, con una media de sólo siete pacientes. El director del centro no reconoce estos hechos y asegura que todo es perfectamente normal, que viene motivado por las vacaciones de sus trabajadores. Además, no cree necesario recurrir a sustituciones, porque hay que «apretarse el cinturón».

La clínica Ubarmin está especializada en traumatología y, básicamente, trabaja esta rama médica en dos vertientes: rehabilitación y cirugía. Si bien el centro de rehabilitación continúa trabajando con normalidad, los quirófanos permanecieron del 27 de noviembre al 12 de diciembre con una actividad mínima y sólo con operaciones sencillas. Este bajo índice de utilización continúa: el lunes sólo se intervino a dos personas.

GARA se puso en contacto ayer con el director del centro, Luis Otermin, a quien le hizo llegar cierta inquietud por la infrautilización de los cuatro quirófanos en las últimas semanas y de las plazas para ingresados, donde muchos días no se han llegado siquiera al 10% de su ocupación. El director calificó la situación de «normalidad» y aseguró que todo se debe a las vacaciones de Navidad, alegando que en estas fechas «mucha gente no quiere operarse». Aseguró que «todos los años es así, porque procuramos agrupar todas las vacaciones en este periodo, para poder trabajar así a pleno rendimiento el resto del año». Según ha podido conocer este periódico, aunque sí que resulta habitual un bajón de trabajo en las navidades, nunca se había llegado a estos niveles.

El doctor Otermin negó que se estuvieran retrasando cirugías «de tipo tumoral o cuando supone alargar una situación de dolor para el paciente». Asimismo, sostuvo que con el único quirófano de los cuatro que mantienen abierto (el director del hospital calcula que el centro no volverá a estar a pleno rendimiento hasta el 10 de enero) son capaces de realizar todas estas cirugías consideradas imprescindibles.

Sin embargo, este periódico ha tenido acceso a dos denuncias de personas que desmentirían estas afirmaciones. Una de ellas es una mujer diagnosticada a principios de diciembre de «lumbociática» y remitida a Ubarmin de forma urgente para «un bloqueo epidural». Los dolores que ha padecido esa mujer han requerido la visita de sanitarios a su domicilio en dos ocasiones (en una de ellas le administraron seis inyecciones y en la otra, nueve). Sin embargo, cuando la familia se puso en contacto con la clínica Ubarmin, desde el servicio de información se le comunicó que no le podrían atender «por problemas de carga de trabajo».

Preguntado sobre este caso concreto, el director de la clínica adelantó que, a no ser que se decrete una urgencia, esta mujer no será atendida hasta el 10 de enero. Sin embargo, aseguró que sí que serían capaces de atenderla hoy mismo: «De hecho, ayer hicimos dos bloqueos epidurales y hoy al menos uno».

El director del centro público defendió el hecho de que tan sólo siga activo un quirófano apoyándose en que la gente no quiere operarse en Navidad. «A mí me sentaría mal que después de uno, dos o tres meses en lista de espera me llamaran para operarme un 24 de diciembre. Pediría un aplazamiento, que es lo que hace la gente», señala el doctor Otermin.

No obstante, no todas las cirugías programadas son aplazables y, por tanto, no todo el mundo puede o desea solicitar un aplazamiento. Por ejemplo, otra de las quejas que este periódico tiene en su poder hace referencia a un hombre que se encuentra en lista de espera para una prótesis de rótula en la clínica Ubarmin. Este paciente se sometió a un tratamiento preoperatorio que ya no le servirá de nada, puesto que se realizó hace más de tres meses y sigue sin ser llamado para fijar la fecha de su intervención.

Frente a ello, el director del hospital se escuda en que la cirugía ortopédica suele necesitarse en procesos degenerativos y se pueden decretar plazos amplios para intervenirla. «Una artrosis de cadera hoy es una artrosis de cadera mañana también», señaló Otermin, quien también reconoció que «cuando ya duele, es otra cosa».

No obstante, el hecho de que el servicio de traumatología en Nafarroa es deficitario resulta una obviedad. De hecho, el Gobierno ya ha proyectado duplicar el número de quirófanos con los que cuenta Ubarmin, dato que hace más sangrante el parón que se ha producido desde finales de noviembre.

En Nafarroa estos déficits estructurales en ciertos aspectos de Osasunbidea se parchean a través de derivaciones a los centros privados, como la clínica del Opus Dei y San Juan de Dios. Muy probablemente, la falta de actividad en la clínica Ubarmin acabará por traducirse en un incremento de operaciones de trauma en alguno de estos centros privados. Cabe remarcar que la política para realizar derivaciones en Nafarroa es la del «todo vale», es decir, no se derivan la atención de los pacientes en aquellas áreas en las que la red privada es mejor, sino cualquier patología si la lista de espera es demasiado larga.

Política de contratación

Otermin asegura que es «falso» que entre el 29 de noviembre y el 12 de diciembre sólo hubiera siete camas ocupadas en el centro. Este periódico, no obstante, no tiene motivos para dudar de la veracidad de sus fuentes, ya que trabajan en la propia clínica y, además, este hecho tampoco fue negado por la jefa de enfermería del centro público, quien achacó la reducción al conocido como «puente foral» (jornadas festivas en torno al Día de Nafarroa, 3 de diciembre). Por contra, Otermin afirmó que este puente «no tiene efectos» para el trabajo interno en la clínica.

En consecuencia, la dirección del hospital aseguró que no sería conveniente contratar a más personal para corregir la infrautilización de los servicios del centro público. «Tenemos la plantilla ajustada a nuestras instalaciones. Si contratáramos a más gente, luego nos sobraría el resto del año», aseguró Otermin. Esta actitud reacia a realizar contratos temporales que ahora manifiesta el directivo, contrasta con la memoria de este centro en 2009, en la que se indica que de un año para otro los contratos temporales se incrementaron un 10%.

Otermin reconoce que su obligación es «sacar el máximo rendimiento a las instalaciones del sistema público con las personas que tenemos». Pero también defiende que, al tratarse en su mayoría de cirugías programadas, pueden permitirse mantener el hospital a este nivel de trabajo. Finalmente, sí que reconoció que «podrían sustituir un poco más de personal que el que se sustituye» y que este hecho tiene que ver con la restricción impuesta por la consejería de Salud para recortar sus gastos. Otermin aprueba esta decisión: «No quiero defender a nadie, pero en esta coyuntura económica todos tenemos que hacer un esfuerzo». Cabe preguntarse si realmente ese esfuerzo lo hace él o se lo impone a los pacientes.

Besugo al estilo Orio y la falsa sensación de normalidad

Viene a ser costumbre en la Sanidad Pública de Nafarroa cerrar alas y plantas hospitalarias durante los periodos vacacionales de los trabajadores, fundamentalmente en verano. Esta práctica tiene una serie de ventajas: permite concentrar a los trabajadores en lo que queda abierto y genera una imagen de normalidad en el funcionamiento de los hospitales para los pacientes que se ven en la necesidad de acudir a Osasunbidea.

Es cierto que en verano se reduce la actividad hospitalaria debido a que en muchos casos es conveniente aplazar ciertas intervenciones quirúrgicas, ya que las altas temperaturas dificultan la cicatrización de las heridas. No obstante, el verano pasado se cerraron más instalaciones que nunca y esto no se debió a que las necesidades de atención de la población se hubieran reducido, sino a que la política de «ajustarse el cinturón» ha mermado la cantidad de sanitarios disponibles en esas fechas. La máxima impuesta desde la dirección de Osasunbidea es «no se sustituye si no es imprescindible». Lo que no queda claro es qué entiende la consejería que dirige María Kutz por imprescindible, porque durante el verano, y fruto de la mayor paralización de centros de los últimos años, las listas de espera han aumentado de nuevo en Nafarroa. Sin embargo, quienes fueron atendidos en el periodo vacacional no notaron nada, pues las instalaciones en las que fueron atendidos funcionaban a pleno rendimiento. De las que se cerraron, poco se supo, porque el Gobierno de Nafarroa no se molestó en elaborar una lista con los locales cerrados.

Esta idea de generar una falsa sensación de normalidad dentro de la sanidad pública ha vuelto a hacerse patente en una nota remitida la semana pasada por el Gobierno. En ella se detalla el menú que ofrecen los distintos hospitales a quienes están ingresados en navidades. En concreto, los pacientes que pasaron la Nochebuena en Ubarmin degustaron «endivias rellenas, besugo al estilo de Orio, compota de orejones y ciruelas y turrones surtidos» y, en Navidad, comieron «ensalada de escarola de nueces, granada y queso de primero, cordero de la Cuenca asado en su jugo de plato principal, y copa de helado y surtido de turrones de postre». Con tanto detalle, se les olvidó apuntar que sólo había nueve personas en Ubarmin esos días o, quizá, el único objetivo de la nota de prensa fue incidir en esta falsa sensación de normalidad. A.I.

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