Vaticinamos el pasado año que 2010 sería, desde el prisma económico-financiero, un ejercicio muy complicado. Las predicciones tal vez hasta se nos hayan quedado cortas. En términos macroeconómicos, los problemas han ido agravándose alarmantemente: aumento de la población desempleada, incremento notable en los ERE, quiebras y suspensiones, estancamiento absoluto del consumo privado, disminución en la renta disponible, alza disparatada de la prima de riesgo en la deuda española, del déficit público, del decrecimiento económico, de la actividad industrial...todo ello, mientras observamos con envidia cómo aquellas naciones de nuestro entorno (EEUU, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Holanda, países nórdicos...) que, reconociendo desde el principio la magnitud de la crisis y aplicando «a grandes males, grandes remedios», ya están viendo la luz de la incipiente recuperación, mientras en España cualquier atisbo de ésta se fía para largo plazo. La Bolsa, a tenor del panorama antes descrito, finaliza el curso con pérdidas, aunque tal vez más dignamente de lo que cabía esperar en el ambiente económico que le rodea. Asumiendo el riesgo que supone emitir previsiones en el mundo financiero, y más con la que está cayendo, en magnitudes macro las cosas no tienen pinta de mejorar apreciablemente. El riesgo país que asola a la deuda española, estimulado, de una parte, por la especulación feroz contra los PIGS, y de otra por los sucesivos ajustes que se seguirán imponiendo a estos países, se me antoja el principal óbice a oponer a las subidas del Ibex. A favor de un buen comportamiento en 2011, el hecho de que la mayor parte de las grandes empresas estatales estén bien diversificadas, tanto geográficamente como en líneas de negocio, y siguen ganando dinero, lo que va a permitir, por ejemplo, que en términos medios las compañías que componen el selectivo Ibex incrementen un 10% sus dividendos el próximo año. De cumplirse estos parámetros, no me parece descabellado aventurar un cierre, de aquí a un año, por encima de los 11.000 puntos. ¡Ojalá!