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Un decepcionante Al-Assad frena las demandas de reformas políticas

En contra de lo que anunciaban los pronósticos, el presidente sirio, Bashar Al-Assad, no sólo no anunció ninguna reforma política concreta, sino que basó gran parte de su discurso en denunciar que las protestas en el país responden a una «conspiración» sectaria organizada en el extranjero y cuyo propósito es hundir al «último baluarte fronterizo del mundo árabe». Añadió que los cambios no pueden estar sujetos a razones temporales o a presiones.

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GARA | DAMASCO

El presidente de Siria, Bashar al-Assad, defraudó todas las expectativas creadas en torno a su discurso a la nación, al afirmar que las protestas que vive el país son fruto de una «conspiración» sectaria organizada en el extranjero con el propósito de hundir al «último baluarte fronterizo del mundo árabe». Concluyó su alocución sin anunciar ninguna de las reformas que se esperaban, y más concretamente el levantamiento del estado de emergencia, en vigor desde hace más de medio siglo.

«Tenemos que luchar por aplastar la conspiración y unir a nuestros ciudadanos, no dividirlos, cerrar filas y centrarnos en todo lo que nos une», aseguró el mandatario, cuyas palabras en el Parlamento fueron retransmitidas por televisión.

«Pertenezco al pueblo sirio y quien pertenezca al pueblo sirio siempre mantendrá la cabeza alta», aseveró en el arranque de su comparecencia, que fue interrumpida varias veces por los jaleos y declamaciones de apoyo de algunos de los parlamentarios.

«Sé que pueblo sirio ha estado esperando este discurso desde la semana pasada -continuó-, pero estaba esperando a tener una perspectiva amplia a fin de evitar una postura más emotiva que hubiera sido más fácil para el pueblo, pero no tendría un efecto real en un momento en que nuestros enemigos han decidido atacar Siria».

Al-Assad, en la jefatura de Estado desde 2000, afirmó que en la población de Deraa (sur), epicentro de las revueltas que sacuden el país desde hace dos semanas, «contendrá a cierta minoría que ha intentado sembrar el caos» e indicó que ha impartido «órdenes muy claras» a las fuerzas de seguridad para que «no causen daño a los ciudadanos sirios» en el transcurso de las protestas.

Admitió que «no todos los manifestantes que han salido a la calle son opositores». No obstante, según recogió Europa Press, advirtió de que el Gobierno puede aceptar las «demandas del pueblo» pero no puede apoyar «el caos».

Por eso, insistió en remarcar la diferencia entre «las necesidades y las reformas beneficiosas para el pueblo y la malicia de los conspiradores».

Proceso de reformas

El Ejecutivo está «contra la conspiración y a favor de las reformas», aseguró. «Si hay reformistas, los apoyaremos», aclaró Al-Assad, quien declaró que, en todo caso, su país inició las reformas en 2005, «cuando no había presiones».

Sin embargo, no hizo una sola alusión a las reformas concretas que supuestamente iba a anunciar en este «importante» discurso, tan cacareado por los medios estatales y que, según el vicepresidente, Faruq al-Shara, iba a servir para «tranquilizar al pueblo».

Diversos observadores occidentales esperaban que Al-Assad anunciara la anulación de las leyes de emergencia que rigen en el país desde hace medio siglo -que otorgan amplios poderes a las autoridades para detener sin juicio y torturar a los disidentes- e incluso se llegó a barajar la posibilidad de que prometiera el fin del monopolio político del partido único, el Baaz, y la puesta en marcha de medidas concretas para acabar con la corrupción endémica.

El discurso de ayer fue la primera comparecencia pública de Al-Assad desde que estallaron las revueltas en Deraa, que se han extendido a otros puntos del centro y de la costa, y en las que han muerto al menos 60 personas a causa de la represión por parte de las fuerzas de seguridad. Los manifestantes, que ante el decepcionante mensaje del mandatario salieron a las calles de Latakia -donde varias personas fueron heridas por disparos de la Policía- pidiendo «libertad», exigen a Al-Assad una apertura democrática.

marruecos

El Tribunal de Apelación de Marrakech condenó a penas de entre cuatro y ocho años de prisión a 19 personas relacionadas con los actos de vandalismo que tuvieron lugar el 20 de febrero, tras las protestas en demanda de una constitución democrática en el país.

La renovada Constitución egipcia mantiene la «sharia»

Egipto celebrará elecciones presidenciales «uno o dos meses» después de las legislativas previstas para el mes de setiembre, anunciaron ayer las Fuerzas Armadas, las cuales declararon que los principios de la sharia (la ley islámica) seguirán siendo la «principal fuente» de legislación.

Este anuncio fue hecho a la prensa por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) durante la presentación de una «declaración constitucional» destinada a regir el periodo de transición antes de un retorno a un poder civil, tras la caída del presidente Hosni Mubarak el 11 de febrero por la presión popular.

El CSFA, que había anunciado el lunes que las legislativas se llevarán a cabo en setiembre, precisó que esta votación concernía a las dos cámaras del Parlamento.

En Egipto hubo ya una primera votación el 19 de marzo, un referéndum sobre una revisión de la Constitución aprobada por 77% de los electores, cuyas enmiendas son incluidas en la declaración del Ejército.

Por su parte, la disposición sobre la sharia retoma un artículo de la Constitución vigente con Mubarak, suspendida desde su renuncia y el traspaso de los poderes a las Fuerzas Armadas.

La declaración fue presentada por un miembro del CSFA, el general Mahmud Shahin. El texto afirma también que Egipto es un Estado democrático basado en el principio de la ciudadanía. Confirma que el Islam es la religión del Estado, pero retoma las disposiciones según las cuales los partidos políticos no pueden ser formados sobre una base confesional. GARA

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