LAB presentó ayer en Iruñea una propuesta para impulsar en las administraciones públicas vascas una política lingüística que cumpla con los objetivos de normalizar el euskara, algo que, según destacó Arantza Sarasola, secretaria de la Federación de Servicios Público, actualmente no se produce.

Sarasola explicó que la del euskara es una comunidad lingüística pequeña, pero que el principal problema es que está minorizada porque la lengua ha sido perseguida durante décadas. En este sentido, recordó que en Ipar Euskal Herria y en amplias zonas de Nafarroa, el euskara no goza de ningún reconocimiento oficial y que en el resto tiene que hacer frente a una oficialidad asimétrica. Así, mientras el conocimiento del francés y el castellano es un deber y un derecho según la legislación vigente, el del euskara es sólo un derecho, por lo que se encuentra en una situación de inferioridad.

Junto a ello, destacó que en el ámbito político se está extendiendo un discurso en contra de la normalización del euskara empleando conceptos como que la protección debe extenderse a todas las lenguas o que debe realizarse desde la libertad, cuando lo que se busca es limitar las políticas a favor del euskara. Asimismo, rechazó que las partidas de euskara se consideren un gasto, «ya que tiene connotación negativa, y estamos hablando de una obligación de las administraciones públicas».

Ante esta situación, LAB propone a todas las administraciones públicas de Euskal Herria un conjunto de bases sobre las que debería articularse la nueva política lingüística.

La primera base es garantizar una oficialidad del euskara con los mismos derechos que actualmente tienen el castellano y el francés en el conjunto de Euskal Herria.

Junto a ello, LAB reclama que se garantice un servicio público de calidad y democrático, en el que toda la ciudadanía pueda optar libremente el idioma para comunicarse.

«Para ello, ¯destaca¯ es preciso que todos los trabajadores y responsables de las administraciones públicas sean bilingües y que los servicios que se ofrezcan en euskara estén garantizados y tengan estabilidad». Asimismo, LAB reclama que los fondos que se destinen a la normalización del euskara se consideren como una inversión de futuro y no como un gasto.

Además, el sindicato abertzale subraya que la elaboración de planes de normalización no debe ser un objetivo en sí mismo, sino que deben considerarse como meras herramientas.