En algunos deportes se crean polémicas de inspiración filosófica entre los resultadistas y los que apuestan por jugar bien. Los primeros lo fían todo al resultado, los otros al propio juego y no tiene, dicen, tanta importancia el resultado. Existe una visión ecuménica, la que dice que normalmente si se juega bien se gana, es decir que el resultado es siempre consecuencia del juego desarrollado. Después intervienen factores tan metafísicos como lo anterior, aunque con una prensa más fanática: la suerte, el árbitro, el empedrado o en esa resolución absolutista sin vuelta atrás del mal día. Así andamos algunos los fines de semana, peleando entre unos y otros, buscando películas, series, espacios televisivos que nos permita el consenso familiar. Pero al final ganan los resultadistas o los que juegan mejor, y en las carreras de motos, los de casi siempre, pese a los incidentes, al interés que concitan y sus resultados de audiencia.

Y es que en el primer año de TVE sin anuncios, se ha producido un déficit de cuarenta y siete millones, y el propio director del ente, el octogenario Alberto Oliart, asegura que sin motos, es decir sin el campeonato de motociclismo se podrían ahorrar cuarenta millones de euros. ¿Es cierto? ¿Tanto cuestan estas retransmisiones? Antes, cuando existía la publicidad, ¿les era rentable? ¿Qué cadena privada puede conseguir esa cantidad de euros por anuncios complementarios y específicos sobre lo que acontece en el mundo de las dos ruedas?

No queda claro, debe ser una cuestión de resultadistas y contables, porque, supongamos que tiene algo de razón el siempre atrabiliario Oliart, ¿el resto de las contrataciones, son todas rentables? ¿Qué baremo utiliza para dar a unos entidad de imprescindibles o recomendables para el ente y a otros no? Voy a aventurarme un poco, seguramente es una exageración del señor Oliart para poder dejar este deporte en manos de las privadas y así debilitar más todo lo público que parece su misión u obsesión. Una duda más, no sé si deben estar las motos en una pública o no, pero en términos de relación de inversión y respuesta de las audiencias, no parece de las operaciones más deficitarias.