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CRÓNICA I movilización en zornotza

La Ertzaintza no logra acallar la denuncia contra la cadena perpetua

Zornotza se convirtió ayer en escenario de una protesta contra la cadena perpetua a los presos políticos, a pesar de la provocación policial.

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Agustín GOIKOETXEA I

Las sucesivas prohibiciones hacia las iniciativas para recibir al ex preso político vasco Jose Mari Sagardui «Gatza» y denunciar la cruel política penitenciaria diseñada por los estados español y francés no lograron parar a las miles de personas que se acercaron ayer a la tarde hasta Zornotza para dar testimonio de su apoyo al «Mandela vasco».

Media hora antes de la hora fijada para el inicio de la movilización, la plaza Zelaieta y sus aledaños estaban ocupados por cientos de personas, que aguardaban expectantes. Poco después, comenzó el despliegue de la Ertzaintza, ocupando la plaza del Consistorio cuatro furgonetas de la Brigada Móvil mientras otras dotaciones patrullaban de forma desafiante por el centro de la localidad. Un ejemplo fue la retirada de una pancarta a escasos metros de donde comenzaban a reunirse los manifestantes de manera pacífica.

A las 17.30, el centro de la plaza Zelaieta, también conocida popularmente como del Referéndum, estaba ocupada por varios miles de personas que, con carteles con el lema ``Biziarteko zigorrik ez!'' o en castellano ``No a la cadena perpetua!'' en sus brazos, comenzaron a corear consignas de apoyo a «Gatza». El ex preso, acompañado de sus seres más querido, se encontraba en el balcón de su vivienda portando él también un cartel naranja con idéntico mensaje.

Para entonces, cuatro furgonetas de la Ertzaintza se emplazaban junto al edificio mientras otros vehículos policiales se apostaban en las cercanías y los agentes de la Policía autonómica posaban desafiantes con material antidisturbios. La estampa era impactante: cientos y cientos de personas de toda condición portando los carteles mientras no cesaban de corear consignas como ``Gatza gudari herria zurekin'', ``presoak kalera amnistia osoa'', ``borroka da bide bakarra'', ``gudariak dira ez terroristak'', ``atxilotuak askatu'' y otros que recordaban el preso elgoibartarra recientemente fallecido Mikel Ibáñez.

«Ez gaituzue geldituko»

El centenar de policías a las órdenes del consejero Rodolfo Ares mantenían su posición mientras se repetían las consignas antes citadas y otras como ``herriak ez du barkatuko'' o ``ez gaituzue geldituko''. Desde su atalaya, «Gatza» -junto a su compañera, hija y padres- se mantenía expectante por cómo podía acabar aquella muestra de apoyo a su compromiso militante y de denuncia de la represión hacia aquellos compañeros que dejó en la cárcel.

Los reunidos comenzaron a corear ``Hator hator'', cuando los ertzainas empezaron a avanzar unos metros mientras los medios de comunicación cogían posiciones ante las carreras que algunos preveían. No fue así, los concentrados se sentaron sin dejar de mostrar sus carteles y de entonar uno tras otro diferentes lemas y canciones.

Algunos beltzas comenzaban entonces a caminar entre los manifestantes tratando de buscar una respuesta violenta. No fue así. La reacción fue, de nuevo, más consignas: ``Alde hemendik utzi pakean'', ``demokrazia Euskal Herriarentzat'', ``adierazpen askatasuna'', ``a ellos la Ley Antiterrorista'' y el nunca olvidado ``Que se vayan''.

La tensión era máxima en la plaza Zelaieta, alimentada por la actitud provocadora de la Ertzaintza, que no cesaba de grabar con una cámara de video a escasos metros a los manifestantes. Habían transcurrido veinte minutos cuanto el veterano militante de la izquierda abertzale Tasio Erkizia trató de mediar ante los mandos de la tropa armada para que la concentración pacífica no acabase de forma violenta.

Fueron unos minutos tensos en los que Erkizia, junto a otros vecinos, trataban de conseguir que la Policía autonómica se retirase y dejase que los concentrados entonasen ``Eusko gudariak'' y se disolviesen. Con varias cámaras como testigos, el de Santutxu se esforzaba en hacer comprender a los mandos que la situación podía controlarse. Los agentes se retiraron y, mientras uno regresaba al lado de Tasio Erkizia, los beltzas empezaron a apresar a manifestantes ante el estupor del resto.

En un principio, fueron seis los retenidos por los ertzainas, que fueron llevados al lado del kiosco de la plaza Zelaieta. Estas seis personas, junto a otras dos más a las que se cogió pocos minutos después, fueron identificadas y liberadas, a excepción de una mujer. Posteriormente, el Departamento de Interior del Ejecutivo de Lakua informó que había sido detenida, acusada de un delito de «desobediencia a los agentes».

Ante la nueva andanada policial, la respuesta fueron nuevas consignas: ``Gatza ongi etorri'' o ``Gatza gudari herria zurekin'' y aplausos dirigidos al balcón desde donde el zornotzarra que ha permanecido 31 años encarcelado y su familia seguían los acontecimientos. El ex preso respondió con aplausos a las muestras de cariño. Poco antes, desde balcones vecinos a los de la familia Sagardui Moja, también se respondió a la carga y a las retenciones con golpes de cazuela o cualquier elemento que sirviese para denunciar el atropello.

Quienes ocupaban parte de la plaza entonaron ``Eusko gudariak'', intercalado con irrintzis, al que siguieron goras a «Gatza». Para entonces, parte de los apresados habían sido ya liberados, asegurándoles los policías que no pesaba sobre ellos ninguna acusación, tan sólo sobre la mujer a la que arrestaron y se llevaron en un coche patrulla. Los beltzas tuvieron tiempo para retener a otros dos hombres e identificarlos mientras otra consigna se sumaba al repertorio: ``Zipaioak herriaren etsaiak''.

No ha acabado todo

Los manifestantes empezaron a desalojar la plaza, a la vez que las furgonetas emprendían la marcha haciendo ulular sus sirenas azules. Un grupo de personas se resistió a abandonar el lugar y, de forma espontánea, comenzaron a entonar canciones como ``Xalbadorren heriotza'', ``Txoria txori'' y ``Lepoan hartu eta segi aurrera''.

Poco a poco, hasta reunirse cerca de doscientas personas, se fue llenando de nuevo la plaza del Referéndum y entonces, por sorpresa, apareció tranquilo, de la mano de su hija Goiztiri y de su compañera Concha, Jose Mari Sagardui a saludar a los concentrados en una tarde primaveral ya sin presión armada en las calles. Besos, abrazos y gritos de ánimo no cesaron para el ex preso político vasco.

Le costó andar entre todos los que no querían perder la ocasión de mostrarle su cariño. Fue avanzando por la plaza y cada vez cientos y cientos de personas le rodearon. Fue otra muestra de homenaje a «Gatza».

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