No tengas miedo� es una impagable obra maestra, llena de la sabidur�a cinematogr�fica acumulada durante estos a�os por Montxo Armend�riz, pero tambi�n es su pel�cula m�s dif�cil para un espectador mal acostumbrado a no pensar por s� mismo, y que ya no sabe interpretar los silencios, las miradas, todo cuanto sucede fuera de campo. Resulta demasiado sutil para unos tiempos en los que el p�blico reclama carnaza, m�xime cuando se toca un tema relacionado con los m�s bajos instintos. Pero no, no hay nada de pornograf�a moral en tan elaborada y elegante narraci�n, porque en ella no tiene cabida el exhibicionismo monstruoso. Se trata de adentrarse en algo mucho m�s importante y profundo, en los traumas emocionales y secuelas s�quicas que dejan las situaciones incestuosas llevadas a cabo dentro de la impunidad del hogar familiar. Por eso el punto de vista expositivo es el de la v�ctima, arrancado a duras penas a una borrosa memoria infantil que confunde el juego con el dolor �ntimo.

El noveno largometraje de Armend�riz est� tan bien documentado y contiene tanta informaci�n �til que sorprende con cantidad de datos reveladores, como el que la joven protagonista llegue a odiar m�s a su madre, por su papel de colaboradora necesaria, que al propio padre que ha cometido los abusos.

En contra de lo que he le�do en algunos comentarios, creo que las interpretaciones de Llu�s Homar y Bel�n Rueda son las m�s meritorias, porque es muy complicado depender de la perspectiva de un tercer personaje, e incluso conseguir entenderla. El padre es justo la mezcla de amor-odio que vive y siente su hija, de la misma manera que la madre es vista como la rata que huye de la nave dom�stica que hace aguas. Y, por su parte, Michelle Jenner es como la virginal Catherine Deneuve que Roman Polanski retrat� en �Repulsi�n�.

Las largas calles y avenidas de Iru�ea se convierten en un interminable escenario para la persecuci�n paternofilial m�s angustiosa salida de un rodaje urbano de nuestros d�as.