(Traducción: Germán Leyens. Fuente: http://weekly.ahram. org.eg/2011/1045/re10.htm)

(...) Israel y EEUU han advertido repetidamente al régimen de la AP basado en Ramala contra cualquier acercamiento serio a Hamás, diciendo que ese tipo de reconciliación tendría consecuencias negativas. La AP recibe cada año cientos de millones de dólares de EEUU, sin los cuales el régimen de Ramala no podría pagar los salarios a decenas de miles de empleados públicos y otros empleados, especialmente miembros de agencias de seguridad de la AP.

La ayuda financiera a la AP requiere la aprobación del Congreso de EEUU, que está sometido a una considerable influencia del lobby judío estadounidense. No obstante, las revoluciones en el mundo árabe, especialmente en Egipto, parecen haber cambiado la atmósfera política general en la región, incluso en Ramala y la Franja de Gaza.

Los observadores en los territorios palestinos ocupados argumentan que tanto Hamás como Fatah no pueden seguir relacionándose utilizando las antiguas formas de pensar y que tendrán que tener en cuenta lo que el intelectual palestino Ahmed Sameh Al-Khalidi llamó el «Zeitgeist» o nuevo espíritu en el mundo árabe, o saldrán perdiendo.

La AP ha dicho que pedirá formalmente a las Naciones Unidas el reconocimiento de un Estado palestino en los territorios ocupados por Israel en 1967, incluyendo Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza. Por ello, la dirigencia de la AP cree que una rápida reconciliación con Hamás reforzará significativamente su posición frente a la comunidad internacional e Israel.

Aparte de los esfuerzos egipcios, los grupos cívicos en Palestina ocupada también han realizado enormes esfuerzos para lograr que Hamás y Fatah se reconcilien.