Francisco Ventoso (Movistar) se definió «súper emocionado» tras celebrar brazos en alto su victoria parcial en el Giro, al imponerse al sprint por delante del italiano Alessandro Petacchi. La sexta etapa -disputada entre Orvieto y Fiuggi, de 216 kilómetros- no alteró la general y el danés Pieter Weening (Rabobank) mantuvo la maglia rosa.

Ventoso, de 29 años, sumó su quinta victoria de una temporada dulce ganando el duelo por velocidad a Alejet, que no pudo aguantar el pulso del cántabro en un sprint con ligera subida que se adaptó mejor al ciclista cántabro. «Estoy muy emocionado, esta etapa la había señalado porque se adaptaba a mis condiciones. Una victoria importante para mí y el equipo, que también quiero dedicar a las víctimas del terremoto de Lorca», dijo en meta el ciclista de Reinosa.

Un triunfo con intriga hasta la raya de meta, pues el último kilómetro fue incontrolable, con ataques continuos camino de una recta de llegada en ligero ascenso, donde Ventoso debía guardar sus cartas para ganar a un velocista como Petacchi. Una etapa que tenía marcada desde que conoció el recorrido de la carrera rosa.

Danilo Di Luca atacó de lejos, a 500 metros de la pancarta, pero se quedó sin fuerzas. Entonces apareció Ventoso, que marcaba la rueda de Petacchi y tomó el mando, en su terreno, en un sprint reducido. Ya no claudicó ante nadie. Petacchi levantó el pie impotente, en una oportunidad perdida. La clasificación general no sufrió alteraciones destacables y Weening mantuvo la maglia rosa con dos segundos de ventaja sobre el bielorruso Sivtsov y Pinotti.

Fue una jornada tranquila para los favoritos. Ayer tocó otra etapa maratoniana, trufada de continuos toboganes, que nació con una temprana escapada iniciada por Veikkanen (Omega Pharma) y Vandewalle (Quick Step), a los que se unieron poco después Popovych (RadioShack), Modolo (Colnago) y Veuchelen (Vacansoleil).

No se movieron los equipos de los sprinters ni el Rabobank del líder Weening, así que el quinteto en fuga pasó por el kilómetro 108 con la mayor renta de la aventura, 5.40 minutos. Ni un momento de descanso para el quinteto, en pleno desafío a la mayoría camino de Fiuggi. Por fin despertó el Rabobank, que estabilizó el retraso en torno a lo 3 minutos, pero la escuadra holandesa no trabajó sola, ya que el Farnese Vini del campeón de Italia Giovanni Visconti tiró del grupo un buen puñado de kilómetros. Por delante arrojaron la toalla el joven Modolo, que tiene un futuro esperanzador como sprinter, y Veikkanen.

Vandewalle puso fin a una escapada de más de 200 kilómetros a 1.500 metros de meta. Un nuevo escenario en la lucha por el sprint. Di Luca dio primero, pero no logró abrir distancia. Un pequeño repecho fue la salvación de Ventoso ante el gigante Petacchi. Lo anotó en su agenda, lo buscó y lo encontró. «En un sprint sin control puedo mojar», había dicho el corredor cántabro hace unos días.

Antón se examina

Hoy se disputa la séptima etapa, entre Maddaloni y Montevergine de Mercogliano, con 110 kilómetros, la más corta de la presente edición. Será también el primer final en alto con un ascenso de 17 kilómetros, que servirá de primer test para conocer la condición de los favoritos. Igor Antón admite que aún no se encuentra al cien por cien, pero espera estar en condiciones «pronto, con el día a día».

Para el líder de Euskaltel, la etapa de hoy será una especie de examen para conocer su verdadero estado de forma. «Veré en qué momento me encuentro. No se si estaré para ganar, porque aún me falta algo, pero lo quiero hacer bien», señaló.

Ahora, el Etna

Además, la erupción del Etna, el volcán más activo de Europa, no pondrá en peligro la disputa de la novena etapa, prevista para el domingo entre Messina y Etna, según Angelo Zomegnan, director de la prueba. A pesar de que la erupción del volcán ha obligado a cerrar el aeropuerto de Catania, Zomegnan no quiso entrar en valoraciones pesimistas y aseguró que sólo se han visto afectados cuatro kilómetros del ascenso con cenizas y que la organización está trabajando para solucionar el problema.

Este fenómeno podría afectar al tráfico aéreo, lo que preocupa a los equipos que pasado mañana deben volar desde Catania a Pescara tras la etapa. Si el vuelo se suspendiera obligaría a los corredores a realizar el trayecto por carretera.