Después de un año 2010 difícil para las relaciones entre China y EEUU, la visita a Washington del general Chen Bingde, jefe del Estado Mayor del Ejército Popular de Liberación de China, ha permitido establecer «las bases sobre las cuales podemos explicarnos», se felicitó ayer su homólo- go estadounidense, el almirante Mike Mullen, durante una comparecencia pública conjunta.

Este diálogo entre militares va a permitir mejorar la «transparencia mutua», aseguró Mullen, quien agregó que «no podemos permitirnos el lujo de esperar una crisis antes de comenzar a comprendernos».

Para el jefe de Estado Mayor chino, que habló ante oficiales de EEUU en la Universidad Nacional de Defensa, en Washington, es importante aumentar «la confianza mutua estratégica por medio de un diálogo y una comunicación mejor, en lugar de caer en la sospecha».

China había suspendido desde principios de 2010 las relaciones militares con EEUU en represalia al anuncio de Washington de venta de armas a Taiwán por valor de 6.000 millones de dólares (unos 4.205 millones de euros). Los contactos no se reanudaron hasta diciembre.

La visita del secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, a Beijing en enero normalizó oportunamente las relaciones militares entre ambos países antes de la visita oficial del presidente chino, Hu Jintao, a EEUU.

Para la delegación de veinticuatro oficiales superiores chinos, EEUU ha desenrollado la alfombra roja. Además de con Gates, el general Chen se reunió con miembros del Congreso; la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el consejero de Seguridad Nacional, Tom Donillon.

Como primer resultado de esta visita, el general Chen, que invitó a su homólogo a Beijing, dispondrá de una línea telefónica directa con el almirante Mullen, similar al «teléfono rojo» de la Guerra Fría. Además, se organizarán ejercicios comunes de lucha contra la piratería marítima en el Golfo de Adén y maniobras conjuntas sobre escenarios de catástrofe humanitaria y de intercambios médicos.

Como resurgimiento de la diplomacia del ping-pong en la década de los 70, equipos de tiro y bandas del Ejército de EEUU viajarán a China y se acometerán intercambios deportivos.

Pero Chen no dejó de recordar firmemente la posición de Beijing sobre Taiwán, sobre la presencia estadounidense a la altura de las costas chinas y la denuncia de la prohibición de exportación de materiales norteamericanos sensibles en China.

«Puesto que (Taiwán) forma parte integrante de China, ¿por qué EEUU le vendería armas para garantizar su seguridad?», preguntó. E insistió en que una futura venta de armas a Taiwán podría dañar las relaciones entre Beijing y Washington.

«Cómo de negativo sea el impacto dependerá de las características de las armas vendidas a Taiwán», advirtió Chen. La isla pretende abastecerse de aviones de caza F16.