«Mamba Beat es la atracción física del baile junto con la aventura de la seducción»
Mamba Beat es una frenética banda de música de baile creada en Bilbo en 2096 con el objetivo de fusionar dinámicamente la música de pista, «la instrumentación divertida», el funk y la música electrónica. Cuatro años después, la Mamba golpea de nuevo con un disco, «The, part one», capaz de romper las filas del ejército más disciplinado.
Mamba Beat inició sus contorneos a lo largo de 2006. En Aste Nagusia, Mikel Piris (ex The Cherry Boppers, colaborador de Doctor Deseo desde 2005...) se encuentra en un bar, 10 de la mañana, a Rafa Aceves, vestido de egipcio y tocando la flauta. Ambos están de gaupasa y bastante perjudicados. Entre bailes, gritos y efluvios de fiesta, consiguen citarse en casa de Miguel Comas (ex Garage H, grupo cubano), a quien previamente Paris había abordado en su coche para que escuchara unas primeras demos. Poco después la charla se desplaza a la casa del teclista Aceves, en la calle Bailén. El enredo se va completando, la Mamba aprieta cada vez más. De un salvaje picotazo envenena a Igor Imaz. Mamba Beat ya tiene la panza llena. El juego comienza. Juego al que, en 2008, se incorporó Andeka Marina y del que se desligó Rafa Aceves en 2010.
«Mamba beat» es su primer disco: funk, acid-jazz, tecno, house, latin, electrónica... Predomina la música instrumental, con solos y arreglos arriesgados. «Energía» continúa las líneas onduladas del baile, pero incorpora más partes cantadas, profundización en el baile y deriva hacia la utilización de colaboradores. Ahora es «The, part one», un disco de cuatro canciones donde predomina la electrónica, las programaciones y la ampliación de partes cantadas. Todo singularizado por aportes de fino saxo intercalado entre el poderío rítmico. Suena duro, expansivo, infinito en una pista de baile o club. Sonido pegajoso que anida en los oídos y termina por volver tarumbas a los pies.
Mamba Beat presenta el disco hoy en el club Ibu Hots de Gasteiz (20.30) y mañana en la sala Santana 27 de Bilbo junto con La Suite Bizarre, a partir de la una de la madrugada.
Los grupos orientados hacia el baile no son habituales, por ahora, en los programas de fiestas; sin embargo, sí son parte de muchos festivales...
Sí, son ya cerca de cien fiestas y la verdad es que estamos contentos de haber podido llegar a actuar delante de unas 4.000 personas en lugares de nivel como el escenario principal de la Aste Nagusia de Bilbao, el festival Costa de Músicas de Lanzarote, el Fusibles fest de Granada... Además de haber estado en Galicia, Andalucía, Catalunya, Francia, Alemania... En Euskal Herria la historia se va animando. De hecho, hace unos días estuvimos en fiestas del barrio de Deust0, animamos a alguien a subir a bailar y en menos de treinta segundos el escenario se inundó con unos cincuenta posesos de ritmo y locura encadenados en una conga frenética.
El disco se abre con «The dance», muy pegadiza. Tiene un aire a We Are Standard, que supone una innovación en su sonoridad.
«The dance» habla de uno de los elementos claves en el ADN de la Mamba: la atracción física del baile junto con la aventura de la seducción, lo cual se puede comprobar en el vídeo del tema. Y sí que conocemos a We Are Standard, ya que hemos compartido escenario con ellos, así que si ves algo en común, es que algo nos habremos contagiado.
«(The) life» es un tema más hipnótico... Como un mayor control de los biorritmos del cuerpo.
Con Mamba Beat se trata, precisamente, de descontrolar. Parece que los biorritmos van todos juntos peleando entre ellos por estar todos en lo más alto. Y de eso habla «(The) Life», del subidón de energía, de las ganas de vivirlo todo, sacarles el máximo partido a los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego. Pero también a todo lo que interfiera en el camino.
«The faith» es muy pegadiza y «Gaua», muy festiva.
Sí que lo es. «The faith» es un tema que gira en torno a la necesidad de salir de los momentos bajos, de buscar nuevas cosas a las que agarrarse, diez nuevos mandamientos. «Convénceme, bastará una sola razón, dime dónde hay que ir y allí estaré». En «Gaua» se habla de las ganas de que llegue esa noche loca, en la que uno se imagina el ritual como si de una rave o akelarre se tratara, con flashes que iluminan la carne en ese local que parece una cueva, con ovejas sintéticas que se morrean con el carnero, la luna que se enreda en la telaraña...
Es curioso, pero en muchos casos son más conocidos los dj's que los propios músicos que interpretan lo que ellos pinchan.
Es cierto que el mundo de los dj's-productores va adquiriendo cada vez mayor peso, va a más. Nosotros tratamos de que lo que hacemos en directo rompa las fronteras entre formato dj y formato banda y que sea algo que fusione ambos mundos, lo sintético y lo orgánico.
¿Escuchan artistas en su onda o necesitan oxigenación?
Escuchamos de todo, aunque, principalmente, música que nos cae cercana como Lcd Soundsystem, Depeche Mode, Chemical Brothers, Massive Attack, Underworld, Monoculture...
¿Es necesario estar al tanto de la tecnología o todo está muy asentado, al descubierto?
Nos gusta tener todo ordenadito en la computadora: los sonidos, pistas, samples, programaciones... y eso conlleva pelear con software y a veces también con los límites del hardware, los sintes, los pads electrónicos de la batería... Siempre hay algo que da guerra.
Les editan desde Barcelona.
Sí, Tsunami es un sello que pelea mucho por este estilo de música alternativa. Lo viven con un sentimiento especial.