Crystal Figthers imaginan un mundo de kalimotxo electrónico
Son numerosas las webs que narran la historia de Crystal Fighters como la de un grupo que partiendo de Nafarroa ha conquistado Londres. Incluso comparan su éxito internacional con lo que ha logrado Delorean, de Zarautz. Sin embargo, la historia es diferente, ya que el trío, acompañado frecuentemente de colaboradores, surge y crece en Londres, donde un suceso casual termina por conectarles emocionalmente con Euskal Herria.
Patxi IRURZUN | IRUÑEA
¿Qué pintan dos txatxos, las figuras del carnaval de Lantz, en la portada del disco de un grupo de música electrónica británico? ¿Y ese «País Vasco to San Francisco...», el estribillo de uno de sus temas que rompe pistas de baile en todo Europa?¿Por qué alguien susurra unas frases en un macarrónico euskara en el vídeo de otra de sus canciones?
Los Luchadores de Cristal, Crystal Fighters, han jugado al escondite con su aclamado disco «Star of love» y la pregunta del millón en el circuito del pop electrónico es ¿de dónde son estos chicos? En su myspace, ellos afirman que navarros, pero se llaman Gilbert Vierich (guitarra y percusión), Graham Dickson (guitarra y txalaparta) y Sebastian Pringle (voces y guitarra).
Crystal Figthers ha rodeado de misterio su origen (la ópera inconclusa hallada por Laure, una de las componentes ocasionales del grupo, en uno de los cuadernos de su abuelo vasco) y la jugada les ha salido bien. Una atmósfera mítica y de leyenda envuelve al grupo y ellos no hacen demasiado por disiparla: «'Crystal Fighters' es el título que recibe un fragmento extraído de esos cuadernos. El nombre nos llamó la atención», nos cuenta Sebastien, quien añade que también sus dibujos les resultaron interesantes: representaciones, o casi esbozos, de figuras de la mitología y la música vascas que incorporaron a su propia música y a las ilustraciones de su álbum (el txatxo, el txistu o la txalaparta, entre otros).
«Mirando hacia atrás, nos hemos percatado de que esos cuadernos llenos de poemas y bosquejos marcaron el comienzo de nuestra fascinación por la cultura vasca, que incluía también nuestra música, de modo que fuera como una pintura, una atmósfera sonora que se asemejase a lo que nosotros sentíamos al leer esos escritos», Precisa Graham.
La música de Crystal Figthers ha sido definida de mil maneras: dance, nu-rave, tribalismo tropical, pero ellos defienden, por encima de todo, el poso de la música y el folk vasco. Y aquí ya no hay leyenda, dan nombres que demuestran que esa influencia tiene cuajo: «Hemos tratado de explorar diversos tipos de música vasca en nuestras canciones, desde los coros de doscientas personas que cantan `Haurtxoa seaskan' o `Goizeko izarra», del Tolosa Otxotea, hasta el punk de La Polla Records, Eskorbuto o Las Vulpess, pasando por bailes populares como `Agur Jaunak' o `Kukua'».
«Aprender a tocar y a expresarnos con instrumentos como la txalaparta, la trikitixa, el txistu y el tambor han tenido una importancia crucial en el desarrollo de nuestro sonido, sobre todo a la hora de integrarlo junto a los bajos eléctricos propios de la escena musical londinense y nuestro estilo vocal», cuenta el guitarrista del grupo.
¿Qué más da, pues, si estos chicos han nacido en Londres o en Urdax? Bajo el aura de exotismo y los rumores y sospechas de utilizar éste como herramienta de marketing, lo cierto es que la atracción por la cultura popular vasca, su bagaje musical, los convierten en vascos hasta la médula. ¡Si hasta trabajan en auzolan! Los tres miembros de Crystal Fighters comparten techo además de escenarios, en una vida entregada a la música: «Tenemos la esperanza de que, si nuestra música puede llegar a influir en los pensamientos y las actitudes de la gente, entonces no sólo habremos ofrecido un entretenimiento, sino algo que te invita a reflexionar. Quizá con el próximo disco logremos transformar el mundo», sentencia Graham Dickson con relajo.
Txalaparta
«Somos conscientes de que la txalaparta debe tocarse con unos palos que golpean en vertical, que cada músico, normalmente, sigue un patrón de dos notas continuadas (una especie de tachún tachún que cada uno va ejecutando, que la madera no debería afinarse, lo que básicamente la convierte en un xilófono, y nos atenemos a ello tanto como nos es posible durante nuestras grabaciones en estudio, aunque, en directo, se sabe que las reglas no se cumplen a rajatabla», se excusan los londinenses.
Crystal Figthers actuó hace unos meses en Kafe Antzokia de Bilbo, dejando una excelente impresión con su singular propuesta. La banda estará de nuevo en Euskal Herria el 23 de julio en la Carpa Verde del Jazzaldia donostiarra.
Los Luchadores de Cristal seguirán rompiéndose en mil pedazos, ofreciendo desde cada esquirla desparramada por el suelo un ángulo de vista diferente, rompiendo pistas con sus heterodoxas txalapartas-dance.