CRíTICA cine
«¿Estás ahí?» Te veo y no te veo
Mikel INSAUSTI
Tenemos un problema. Roberto Santiago hace comedias y “¿Estás ahí?” es ya la quinta, así que debe saber de que va esto. En la sesión a la que acudí no se rió absolutamente nadie en ningún momento, y a la salida aquello parecía un funeral. Tal vez se debiera a que en esta función los vivos se relacionan con los muertos, aunque al final pasa como en “Los otros”, que no se distingue muy bien quienes siguen en este mundo y quienes han pasado a la otra vida.
No ha conseguido darle ningún enfoque humorístico al encargo consistente en trasladar a la pantalla la obra teatral original del argentino Javier Daulte, de la que conserva los contados personajes y una puesta en escena que apenas sale de los interiores, básicamente el apartamento del joven protagonista y el club donde ejerce como mago cuyos trucos dependen de la necesaria e imprescindible colaboración de su novia fantasma. La mayoría de las situaciones corresponden a las visitas que recibe la pareja en su piso, si bien los de fuera sólo son conscientes de la presencia física de él y desconocen la verdadera naturaleza de esa otra entidad manifestada misteriosamente.
Los gags cómicos son un completo desastre, porque dependen de unos efectos visuales mal planteados y peor resueltos. El protagonista obtiene la visión de su novia tal como era torciendo los ojos, y el espectador también acaba bizco, al no entender porque unas veces puede ver a la chica y otras no, como cuando este espíritu juguetón recurre a las pizarras repartidas por toda las casa para expresarse desde la invisibilidad. En ocasiones también se vuelve espectral digitalmente, al igual que un anterior inquilino que siempre nos es mostrado así.
La cambiante perspectiva es tan absurda como la caracterización de Miguel Rellán de vecino hippy que fuma cannabis y es aficionado a la fotografía, con lo que los estelares Gorka Otxoa y Miren Ibarguren no son los únicos traicionados por un inviable trasunto argumental que ni siquiera da para la hora y media de rigor.