Llegó al club rojillo con 16 años
Josetxo se despide, entre lágrimas, de tres lustros con la elástica rojilla
Visiblemente emocionado, el futbolista iruindarra agradeció al club que le hubiese formado «como deportista y persona». Quiere seguir, al menos dos años más en activo, aunque el destino elegido no hipotecará su vida familiar, «que ya me ha aguantado bastante».
Natxo MATXIN
Aunque persona «poco nostálgica», como él mismo aseguró, Josetxo no pudo sino despedirse entre lágrimas de su etapa como rojillo. El regalo de una camiseta osasunista con el número 314 -los encuentros que ha disputado con la escuadra navarra- fue el detonante de un acto emotivo en el que, entre sollozos, el jugador dijo adiós a la que ha sido su casa durante los últimos quince años.
«Estoy un poco abrumado -inició entrecortado- por lo que estoy viviendo, la verdad es que esto me está superando», se detuvo sin poder continuar con su exposición por unos instantes. «Llegué a Osasuna con 16 años y aquí me he formado y crecido como jugador y persona, estoy muy contento por lo que he conseguido», apenas acertó a decir a continuación.
Algo más tranquilo, reconoció que para él el fútbol no es que quedase en segundo plano, pero que siempre se lo había tomado como una parte más de su vida. «Sin embargo, hoy me estoy dando cuenta de la importancia que tiene. Para nadie es fácil llegar a Primera y asentarse, menos estar aquí con 34 años, pero he tenido suerte», admitió.
Haciendo un repaso a su prolongada trayectoria deportiva como rojillo, Josetxo recordó como un momento mágico la final copera frente al Betis. «Lo que se vivió fue increíble, el movimiento social que hubo... y yo fui afortunado de poder disfrutarlo en primera persona».
En cualquier caso, nadie vive del pasado y Josetxo ya está buscando equipo. «Me encuentro con ganas y quiero seguir jugando, creo que tengo fuerzas para continuar dos años más. No me gustaría quedarme con la espina clavada de esta última temporada», anunció. Su elección, de todos modos, va a estar condicionada por su situación familiar -esposa y dos niñas pequeñas-, de ahí que «buscaremos con tranquilidad y analizaremos todas las posibilidades que haya sobre la mesa, aunque es cierto que no voy a hipotecar el futuro profesional de mi mujer, que ya lleva muchos años aguantando a un futbolista profesional», matizó.
La apurada situación deportiva del equipo en el tramo final liguero impidió que tuviese una despedida acorde a su trayectoria, pero el defensa asumió que «con lo de hoy (por ayer), voy más que servido, jamás exigiré nada a Osasuna».
La figura de Josetxo en el campo siempre estará ligada a la de un jugador mascando activamente chicle para contrarrestar la tensión del partido. Como homenaje, ayer se le regaló también un paquete de goma de mascar.
En tono de broma, a Josetxo se le recordó en su despedida su larga pelea a la búsqueda de un gol en Primera. «Me hubiese gustado meterlo, pero me quedo con lo bueno que he conseguido, lo malo ya lo he olvidado», afirmó.
Y en ese prolongado periplo deportivo, el central recordó su paso por Oberena, «donde empecé con ocho años y me aconsejaron con prudencia, incluso no quisieron que pasase a Osasuna con precipitación. Siempre me fié de ellos y seguro que eso ha influido en mi carrera», aseguró.
Después llegó el paso al club rojillo, «en el que todo era mucho más serio, con Mena y Echeverría como entrenadores, quienes nos enseñaron deportiva y humanamente». A renglón seguido, Martín Monreal le hizo debutar en el Promesas, «siendo aún juvenil».
Su meteórica carrera prosiguió estrenándose con el primer equipo de la mano de Paquito, «en unos convulsos momentos, en los que eres un crío y tienes que curtirte con hombres hechos y derechos».
Sin embargo, su trayectoria se estancó marcada por las numerosas expulsiones que sufrió, siendo cedido al Eibar (1999-2000) y regresando después al Promesas con 23 años. «Pensaba que no iba a seguir al máximo nivel, me puse a estudiar, pero todo dio un giro», rememoró.
Miguel Ángel Lotina confió en él para el regreso a Primera y, más tarde, con Javier Aguirre «viví los mejores momentos de la historia de Osasuna», aunque reconociendo que «de todos los entrenadores se aprende». N.M.
Poco más de 48 horas después de que el director deportivo rojillo, Ángel Martín González, reconociese que estaban cubiertas las necesidades en ataque, ha sonado el nombre del delantero Nino como refuerzo rojillo. Si se confirmase, Aranda o Lekic son los candidatos a salir.
A Natxo Monreal le siguen saliendo novias. Al interés del Málaga, se suma ahora el del Benfica, que podría reemplazar con el navarro la marcha de Coentrao al Real Madrid. Los lusos, al igual que la escuadra malacitana, valoran al de Ezkirotz entre los 6 y 8 millones de euros.