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PSE y PP no cierran la puerta a la impunidad

El PSE y el PP se valieron ayer de su artificial mayoría en el Parlamento de Gasteiz para rechazar una propuesta que instaba a la reapertura de todos los procesos relativos a los atentados del GAL y de otros grupos parapoliciales y de extrema derecha que están aún por juzgar. Esta proposición no de ley, promovida por EA y acordada luego con Aralar, fue presentada al hilo del juicio contra Miguel Planchuelo, celebrado en abril y en el que el ex comisario español fue finalmente absuelto. Se trataba del último sumario abierto por los crímenes llevados a cabo con la cobertura de unas siglas tras las que se escondían los aparatos del estado. Tal como recordaron ayer varios parlamentarios, todavía quedan 22 juicios pendientes por esta causa, y si los hechos no se investigan y juzgan como es debido, a las víctimas se les estará negando la justicia, la verdad y la reparación.

Sin embargo, nada de esto parece importar al PSE, cuyo portavoz, José Antonio Pastor, consideró «innecesario» el debate, al igual que Carlos Urquijo, del PP, quien también faltó a la verdad al decir que la mayoría de los crímenes del GAL han sido «esclarecidos» y sus autores «condenados». Ninguna de las dos afirmaciones es cierta y, además, los pocos responsables que han sido juzgados y condenados apenas han cumplido una mínima parte de su condena. ¿Sabría decir el portavoz del PP cuántos condenados por el GAL permanecen hoy encarcelados? Del mismo modo, no puede calificarse sino de sarcasmo argumentar, Urquijo no explicó bien con qué objetivo, que también hay un centenar de acciones de ETA sin esclarecer, porque a nadie se le escapa que si eso es así es porque las fuerzas policiales no han encontrado pruebas suficientes para identificar a sus autores. Porque no es lo mismo no poder que no querer, como sucede con los hechos ayer tratados.

El PSE y el PP, que van de la mano cuando se trata de endurecer las penas y las condiciones de los presos vascos, decidieron mantener abierta la puerta de la impunidad para los crímenes cometidos desde las cloacas del estado. No les gusta mirarse en ese espejo. Pero la sociedad vasca sigue señalándoles con el dedo.

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