Mikel INSAUSTI | Crítico cinematográfico
¡Timba, angagua!
Mikel INSAUSTI
Crítico cinematográfico
Espero, por el bien de la humanidad, que frases como las que pronunciaba Johnny Weissmuller en las viejas películas de Tarzán en blanco y negro no se vuelvan a oír en un cine. Sólo empleaba voces de mando, tanto para ordenar a los animales (el elefante Timba y la mona Chita) acciones concretas, como para intimidar a los nativos.
En Youtube hay colgada una muy buena recopilación de las escenas más racistas de aquella franquicia producida por la Metro, en las que los porteadores africanos son víctimas de maltrato por parte de los exploradores blancos. Cuando no reciben latigazos, se les obliga a sacrificar la vida para salvar parte del cargamento de la expedición. Su destino es caer por un precipio o ser devorados por los leones.
En defensa de Edgar Rice Burroughs, conviene aclarar que nunca le gustaron las adaptaciones que de su obra Hollywood empezó a hacer en el cine mudo a partir de 1918. El año que viene se cumplirá un siglo del inicio de la publicación de la mítica serie literaria, y ya se anuncia una nueva trilogía fílmica de acción real, así como un largometraje de animación.
Tarzán y su autor eran hijos de otro tiempo, lo mismo que Tintín y Hergé. El problema es que la huella del colonialismo permanece intacta y, en lugar de borrarse, se está haciendo más profunda. Por eso Spielberg ha de tener mucho cuidado al llevar a la pantalla los cómics del belga. Otro tanto sucede con las futuras versiones de Tarzán, que invitan a reflexionar sobre el porqué de la vigencia de un mito de la supremacía blanca en el África Negra. Debería haberse quedado anticuado y fuera de lugar, pero no ha sido así.