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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Teorías conspirativas

Siempre he sostenido que las cosas suelen ser, las más de las veces, como parecen y que las teorías conspirativas no tienen más base que la necesidad de algunas y algunos de parecer originales.

Es lo que les pasa a muchos en estas vísperas sicilianas, a la espera de que se constituyan los ayuntamientos y gobiernos forales. Germán Yanke, en «Estrella Digital» miraba a Euskal Herria y se apuntaba a la cons- piranoia: «El PNV ha decidido presentar candidatos propios en todas las instituciones vascas pendientes de decidir regidores o gobiernos. Como la política se mueve en lo que Marx llamaba `el reino de la necesidad', esa decisión aparentemente salomónica (ni con PSOE y PP ni con Bildu) es fruto, en realidad, de un acuerdo tácito con la coalición abertzale. Acuerdo con el que, presionado por sus dirigentes guipuzcoanos, dejará que Bildu gobierne en Guipúzcoa a cambio de recibir apoyo para seguir haciéndolo en Álava». Si tenemos en cuenta que Bildu anunció su decisión unilateral en el minuto primero... el tenderete se le desmonta a Yanke.

Para sostener esa increíble tesis, el columnista fachongo trata de driblar al propio Tribunal Constitucional: «se trata de extender la especie de que, confirmado el derecho de la coalición al sufragio pasivo por el Tribunal Constitucional, ya no hay reparo posible al entendimiento político, los intercambios de poder y la búsqueda de caminos conjuntos. Esta mezcla de planos distintos es ridícula. Para empezar, el Constitucional ha señalado que las sospechas -de vinculación con ETA- no han sido planteadas de modo que puedan tener consecuencias jurídicas, pero no que no haya sospechas posibles que, en el ámbito político, sí deberían tener consecuencias». O sea, que lo que no se puede demostrar, vale si se sospecha. ¡Qué curioso!

Al final el hombre se rinde a la evidencia pero no pierde la ocasión para, desde el pozo de la derrota, buscar culpables fuera: «Tendrá Guipúzcoa gobierno territorial de Bildu y tendrá San Sebastian alcalde de la esperpéntica y sospechosa coalición. Allá cada cual con sus decisiones pero lo que no se puede argumentar es que este hecho es una especie de corolario mecánico ajeno a su voluntad. Sin el concurso del PNV no sería posible».

Será con el concurso de los votantes. ¿O no es eso la democracia?

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