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Los aliados miran de reojo a Obama, que busca cómo salir de Afganistán

EEUU y la OTAN aseguraron ayer que no van a emprender una retirada apresurada de sus tropas en Afganistán cuando en julio comience el previsto repliegue y repatriación de los primeros contingentes. Pero los aliados tienen su mirada puesta en el presidente estadounidense, Barack Obama, quien señaló que sería una retirada «significativa» y en breve anunciará su calendario. Su decisión influirá, sin duda, en ellos, que podrían sentirse tentados a imitarle.

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Casi simultáneamente y con las mismas palabras, el todavía secretario estadounidense de Defensa, Robert Gates, y el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, indicaron, tras una reunión de la Alianza, que «no habrá una carrera hacia la salida» de Afganistán.

Gates, que el próximo mes dejará el cargo y será sustituido por el ex director de la CIA Leon Panetta, se mostró partidario de una retirada moderada y prudente a pesar de que, a su juicio, las fuerzas de la OTAN están dando «un golpe decisivo» a los talibanes desde el envío de refuerzos del año pasado, una opinión que también comparte Rasmussen.

El diario «The New York Times» afirmó esta semana que el nuevo equipo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca estudia una reducción más pronunciada de las tropas estadounidenses que los iniciales de 3.000 a 5.000 soldados, con la justificación del coste de la guerra y la muerte de Osama bin Laden.

Pero Gates advirtió de que los progresos militares «sustanciales» en Afganistán podrían verse amenazados si la «comunidad internacional» no efectúa el traspaso de las competencias de seguridad a las autoridades afganas «de forma organizada y coordinada».

El que será su sucesor se refirió también a esta cuestión durante una comparecencia en el Senado, que debe confirmarle como secretario de Defensa, al defender el anuncio de Barack Obama de una retirada «significativa» de sus tropas. En la actualidad hay cerca de 100.000 efectivos de EEUU en el país centroasiático y su salida comenzará en julio y debería completarse en 2014.

«Esperamos lo mismo»

Gates manifestó que «incluso cuando EEUU inicie la retirada el próximo mes, he asegurado a mis colegas que no habrá una carrera hacia la salida por nuestra parte y esperamos lo mismo de nuestros aliados» en la invasión de Afganistán.

En similares términos se expresó Rasmussen, quien afirmó que los estados que integran la misión de la OTAN «seguirán comprometidos» con la campaña y permanecerán allí «el tiempo que sea necesario».

Indicó que los talibanes están bajo presión «en todos los lugares» de Afganistán, pero si antes controlaban el sur del país ahora están presentes también en las siete provincias y distritos del norte donde está previsto iniciar el traspaso de la seguridad a las autoridades afganas y donde la insurgencia está golpeando con dureza a las fuerzas afganas y extranjeras.

Estas advertencias y promesas fueron hechas unos días o semanas antes de que el presidente de EEUU anuncie cuántos soldados estadounidenses empezarán a regresar y a qué ritmo. Una decisión que, sin duda, influirá en la postura que adopten sus aliados.

El ministro alemán de Defensa, Thomas de Maizière, juzgó «comprensible» la voluntad de Washington de reducir sus tropas, pero mostró su «inquietud por una retirada importante que podría impedir que la actual estrategia (contrainsurgente) sea aplicada como estaba previsto». Por eso, confió en que la decisión de Obama sea «medida».

Esta opinión es compartida por otros estados que consideran que una rápida reducción de tropas comprometería los actuales progresos y obligaría a inyectar más tropas.

Sin embargo, los asesores de Obama abogan por un inicio más rápido y masivo de sus soldados, una actitud que muchos países europeos podrían tener la tentación de imitar, presionados por una opinión pública cansada de una guerra que dura ya diez años y acosados por problemas económicos.

Tanto Gates, como Panetta y Rasmussen coincidieron en que, en cualquier caso, la retirada gradual debe hacerse sobre la base de las condiciones sobre el terreno y no de un calendario, porque aunque la seguridad mejore, sigue siendo «frágil y reversible».

kazajstán

El Senado de Kazajstán se opuso ayer al envío de cuatro oficiales a Afganistán para unirse a la coalición internacional liderada por la OTAN. La propuesta había sido aprobada en mayo por la Cámara Baja.

boda

Un grupo de hombres armados irrumpió en la madrugada de ayer en una boda en Dur Baba, en la provincia afgana de Nangarhar, y mató a nueve invitados e hirió a otras cinco, informó a Efe una fuente oficial.

La ONU estudia sacar talibanes de su «lista negra»

Con la guerra de Afganistán en el momento más sangriento desde su comienzo hace una década, la ONU estudia retirar de su «lista negra» de «terroristas» a varios líderes talibanes para impulsar el proceso de paz antes de que la OTAN inicie en julio su anunciada retirada. La lista del Consejo de Seguridad incluye a cerca de 140 personas a las que se vincula con los talibanes y a mediados de junio se decidirá «por unanimidad» la retirada de algunos de ellos, atendiendo a una serie de peticiones de EEUU y de Afganistán, para favorecer el proceso de reconciliación, según el embajador de Alemania ante Naciones Unidas, Peter Wittig.

Medios afganos señalaron que la «amnistía» podría beneficiar a unos 50 líderes del movimiento talibán, que de momento hace caso omiso al guiño de la comunidad internacional. En julio de 2010, cuando la ONU realizó algo similar al sacar de su lista a cinco destacados ex dirigentes talibanes, los insurgentes expresaron que ello no suponía ningún cambio. Y es que la balanza de la guerra parece inclinarse de su lado.

Con 711 víctimas mortales, 2010 fue el año más sangriento para la OTAN desde la invasión en 2001. A la victoria sicológica de las estadísticas se une el inicio de su retirada de suelo afgano. Fawad PEIKAR (EFE)

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