Desde sus orígenes, el pueblo judío brilló por una singularidad que le hacía distinto entre todos los pueblos, se convirtió en objeto de persecución y, a pesar de su pequeña población y a carecer de potencia, consiguió ciertos privilegios de sus invasores. Ese fue el caso del imperio romano, que les eximió de pagar impuestos. A lo largo de la historia, y de las innumerables persecuciones, es un pueblo que ha mantenido sus costumbres, su cultura y sus lazos comunitarios en adversas condiciones. Sorprende además que, números cantan, a pesar de representar una minoría muy minoritaria y exigua en lo que hace al conjunto de la humanidad, su representación en lugares destacados de la política, las artes y las ciencias es apabullante; no pasaré lista mas baste decir Spinoza, Marx, Freud, Wittgenstein, Rosa Luxemburgo, Kafka, Roth, Zweig, Canetti, Morin, Vidal-Naquet, e incontables premios Nobel de Física y otros, como contabilizaba Mosterín en un librito, centrado en el tema, publicado en Libro de Bolsillo de Alianza.

Esta capacidad sisífica de caer y volver a emprender el vuelo sorprende ya que alcanza las cotas del mismo prodigio y le convierte en metáfora de la humanidad entera en lucha contra lo imposible. Tal vez sea cierto aquello que dijese Hannah Arendt: «Respondo como judía cuando soy atacada como tal», y que en otro registro afirmase Jean-Paul Sartre de que era el antisemitismo el creador de la «cuestión judía», sea la fuerza que ha servido a lo largo del tiempo como aglutinante de este increíble pueblo que ha sobrevivido contra viento huracanado y procelosa marea. Se presentan ahora unos textos claves, escritos a mediados del siglo XIX, sobre el tema: el debido a Karl Marx, al que había precedido otro anterior de su maestro Otto Bauer, en los que se enfoca la cuestión en sus vertientes política, económica y religiosa. Se plantean los problemas relacionados con la emancipación en sus diversas caras que llevan a plantear una liberación que uniese la concesión de los derechos ciudadanos a una liberación del peso de la teología y a una crítica del Estado político.

Estos textos vienen acompañados de ensayos contextualizadores (como el de Roman Rosdolski) y actualizadores. Este es el caso del de Leon Rozitchner, quien desmenuza el texto marxiano desde la óptica del propio marxismo, y también el de los dos estudios de Daniel Bensaïd, quien reivindica su materialismo frente a quienes lo hacen del judaísmo místico; una corriente de pensamiento que basa su potencia y su necesidad en la fuerza del libro por la senda abierta por Lévinas y continuada por Lévy, antiguo maoísta y secretario de Sartre, y los actuales voceros franceses (Bernard-Henri Lévy, Jean-Claude Milner, Alain Finkielkraut...) cuyas posturas no hacen otra cosa que defender la política del Estado de Israel.