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Tomas Trifol | Profesor y licenciado en Ciencias Humanas

Más democracia para Nafarroa

Lo que no es ni lógico ni natural es que desde las propias filas de la Nafarroa marginada y minorizada se disquisicione y se ventee precisamente el «derecho a decidir de los navarros» que ni la España nacional, ni la derecha navarra y el PSN, lo contemplan en sus programas políticos

La Tierra da vueltas, la política también. Los intereses partidarios políticos, económicos y culturales de la mayoritaria derecha navarra moldean a la otra Nafarroa a su antojo, hasta ahora. Alguien desde esa otra Nafarroa nos advirtió del espejismo vasquista, llamémoslo así, que consiste en considerar que hay tres navarras, dándole un puesto al PSN en una de ellas. Lamentablemente, la machacona realidad siempre tiene puentes tendidos desde posiciones de PSN al españolismo extremo, que no otra cosa es relegar la cultura, la lengua vasca y su sentimiento nacional a la minorización permanente dentro de la comunidad, rezumando un tufo diario a derecha podrida a estilo valenciano castellanista. En esa Nafarroa se niega también el derecho a decidir de los navarros, a los que el régimen autonómico actual les fue impuesto por la derecha y el PSOE con pretextos que todos conocemos.

Y precisamente por eso y por la inutilidad no ética de otras vías surgió Nafarroa Bai, dando al mapa electoral de Nafarroa un vuelco político que no se conocía desde finales de los años 70.

Pero la derecha en Nafarroa es la que es y tal cual es. Tres mil votos históricos de centro derecha vasquista y democrático de algún que otro feudo geográfico no dan para más, porque el vasquismo político y cultural siempre ha salido en Nafarroa de su pueblo, de su clase industrial trabajadora, de sus pueblos euskaldunes, de sus comarcas agrícolas donde el devenir histórico y cultural vasco ha estado y está presente, es decir, de esa parte de la sociedad que ha sido marginada políticamente de su gobierno, como casi siempre lo fue históricamente, dominada por castas muchas veces de orígenes foráneos, francés, occitano o castellano. Así que de un lado está el progreso y la democracia o la izquierda. Del otro, el caciquismo histórico, el neoliberalismo privatizador, la ignorancia y algo más difícil de transformar, el poder económico e ideológico de la cuchipanda «navarrista». Y si alguien desde el vasquismo no tiene claro eso del «neoliberalismo privatizador», que lo diga, que no maree la perdiz y use a terceros para que le hagan sus trabajos sucios.

Parece, pues, que desde esa Nafarroa progresista y respetuosa enzarzarse en discusiones y disquisiciones sobre las diferencias insalvables entre nacionalistas e izquierdistas o entre quienes consideran prioritario el derecho a decidir de los navarros, sólo cuando se trata de Euskal Herria, o es infantilismo inmaduro y candidez angelical o está motivado, como hemos señalado, por otros intereses cuyos pactos se nos escapan. Cuando la democracia y el respeto no llegan a todos los rincones, lo que hay que reclamar es más democracia. Cuando el derecho a decidir de unos y de otros es hoy, y posiblemente mañana también, no respetado e ignorado, en Nafarroa y en otros sitios, lo que hay que seguir reclamando es también más democracia. Cuando el político de un signo margina y minoriza a la ciudadanía de otro signo, lo que se exige es también más democracia.

Si alguien hizo pactos partidarios a espaldas de la ciudadanía, sucederá, como casi siempre, que tal o cual partido podrá salir bien parado, pero todos y cada uno de sus fines políticos deshechos.

El miedo irracional de la derecha navarra y su PSN a una coalición electoral de demócratas de Nafarroa que con un programa de actuación de defensa de lo público contra el neoliberalismo diga también sí a Nafarroa es algo lógico en la próxima contienda electoral. Lo que no es ni lógico ni natural es que desde las propias filas de la Nafarroa marginada y minorizada haya disquisiciones y se ventee precisamente el «derecho a decidir de los navarros» que ni la España nacional, ni la derecha navarra y su niña de los ojos, el PSN, lo contemplan en ninguno de sus programas políticos, manteniendo el actual status quo que jamás ha sido votado en referéndum. Es todavía más absurdo que en nombre de Nafarroa y su derecho a decidir se acuse a la izquierda abertzale mayoritaria de lo mismo, pues su objetivo único es impedir una amplia coalición por la izquierda y la democracia. Pues de eso y nada más que de eso se trata, de aportar el grano de arena necesario en la defensa y el desarrollo de la democracia y el estado de bienestar en Nafarroa. Si Nafarroa va dividida en dos, el batacazo está asegurado. El ámbito de decisión se conquista.

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