Las películas que parecen más sencillas son las más difíciles de realizar, y Sylvie Verheide consigue que todo parezca espontáneo y tomado del natural en «Stella», un retrato fiel de una niña de once años como nunca antes se ha visto en el cine. A tan convincente resultado contribuye en sobremanera la actuación de la pequeña Léora Barbara, cuyo personaje infantil desprende una personalidad arrolladora, superior a la de cualquier adulto.

Esto no quiere decir que la protagonista sea una niña precoz en todos los aspectos, porque en la escuela va retrasada y sus compañeras se ríen de ella. En cambio, se maneja mucho mejor en la calle, enfrentándose con cáracter y resolución a los peligros derivados de vivir en un barrio periférico.

Se puede decir que se trata de una autodidacta, que aprende más de la vida que de los profesores, puesto que la mayoría de ellos no saben captar la atención de sus alumnas y las aburren de muerte. Es normal que la niña no consiga centrarse en los estudios y que prefiera elegir lecturas por sí misma, atreviéndose con Balzac o Duras. También es de las que se quedan viendo la televisión hasta muy tarde, lo que le permite ver las películas de los mayores, entre otras «Capricho imperial», el clásico de Josef Von Sternberg, con Marlene Dietrich.

Otra de sus fuentes de aprendizaje es la música, ya que sus padres tienen un bar en el que hay una rockola con discos de los 70, que es la época en que está ambientada la película. Suenan canciones de Sheila, Gerard Lenorman, Eddy Mitchell, Patrick Juvet, Bernard Lavilliers, Vince Taylor o Umberto Tozzi.

La niña no tiene prejuicios, puesto que sus padres también alquilan habitaciones para marginados que reciben ayudas de la asistencia social. Esto le facilita la amistad en su aula con una hija de exiliados políticos argentinos. Ella también se siente un poco desplazada, debido a que su padre es un ch'ti, como los que caricaturizaba Dany Boon en su comedia «Bienvenidos al Norte». El rol paterno es asumido por el cantante Benjamin Biolay, en una actuación que le valio el César de Mejor Actor Secundario. Entre los clientes del bar que son amigos de la protagonista, intentando protegerla de los abusos, se encuentra el que le firma las notas escolares, incorporado por el malogrado Guillaume Depardieu.