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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Nacionalista español hablando de «tribus»

En los últimos días buena parte de los opinadores habituales de la derecha española están dirigiendo sus baterías hacia Catalunya. La razón: la reciente sentencia contraria a la política educativa y lingüística del Principat, donde el catalán, cuya situación sigue siendo infinitamente peor a la del castellano, es lengua vehícular. La decisión de los jueces ha enfadado a casi todo el espectro político de aquel país, excepto a los fachas de siempre, y las críticas han sido numerosas. Y claro, algunos periodistas, teóricos del ordeno y mando y abanderados del nacionalismo español, han salido en tromba. Es el caso de Fernando Fernández, en «ABC».

Sostenía el columnista que «la reacción de la llamada sociedad catalana bien pensante, esa que publica editoriales conjuntos como en las llamadas democracias reales, es muy preocupante». Pues a servidora le parece que lo que debería hacer es respetar la opinión de esa sociedad a la que él no pertenece. Y puestos a calificar las democracias, seguro que a él le gustaba más aquella orgánica.

A continuación, tras señalar que «Cataluña es a España lo que Italia a la Unión Monetaria Europea», el plumilla de Vocento se preguntaba «¿cómo puede nadie descartar que el electorado, insisto en Cataluña o en Italia, prefiera el sacrificio ritual de la tribu antes que el salvamento colectivo renunciando al provincianismo y al caciquismo local? Muy claro lo dijo Arzalluz hace años: la independencia bien vale ser un poco más pobres. Cada día que pasa los catalanes de CiU y los italianos dan muestras de ser sus fieles seguidores. Y el proyecto español y europeo se hunde un poco más en el abismo». La verdad es que una, cuando lee lo de «tribu», lo primero que le viene a la cabeza es un grupo de garrulos gritando eso de «soy español, español...». Ultimamente han salido mucho por la tele. Pero, en definitiva, Fernández llega a su tesis: «la nueva realidad económica mundial es incompatible con una Europa que defiende las excepciones nacionales. El euro es incompatible con el nacionalismo rampante. Una España próspera y dinámica también».

Vamos, que Fernández y los suyos deben aparcar de una vez ese nacionalismo que arrastran desde hace quinientos años. ¿O no se refiere a eso?

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