Una manifestación denunciará el 1 de octubre en Gasteiz el juicio a seis personas que participaron en una movilización contra el TAV en enero de 2009 en Urbina y que se enfrentan a un juicio en el que les piden de dos a cuatro años de cárcel.

Según recordó AHT Gelditu!, el 17 de enero de 2009 más de 3.000 personas acudieron a una movilización en Urbina para denunciar las obras del TAV, sufriendo las cargas de la Ertzaintza, «que provocó multitud de heridos y contusionados».

«En pocos minutos la Ertzaintza ocupó el pueblo de Urbina, dedicándose a hostigar, humillar y apalear a la oposición al TAV. Fruto de aquella salvaje actuación ocho personas fueron detenidas, varias decenas contusionadas, ocho atendidas en el hospital, una ingresada y varios cientos identificadas», añade AHT Gelditu!

Por todo ello, denunciaron la criminalización a la que tienen que hacer frente quienes se oponen al TAV, en forma de multas, peticiones de cárcel, detenciones y cargas. «Nuestro único delito ha sido atrevernos a poner en tela de juicio el proyecto del TAV», subrayaron, al tiempo que destacaron que esta infraestructura es «un derroche de recursos económicos y que a día de hoy el TAV simboliza la agresión a nuestro territorio, la destrucción de parajes medioambientales y la imposición de un proyecto ajeno a los intereses de la mayoría social».

Por todo ello, durante setiembre realizarán una campaña de autoinculpaciones para mostrar solidaridad con la oposición al TAV y el 1 de octubre han convocado una marcha a pie desde Urbina hasta Gasteiz, a partir de las 10.00. En la capital alavesa, se celebrará una manifestación nacional a las 18.00 desde la plaza Bilbo con el lema «Urbina berreskuratu, AHT Gelditu! Epaiketarik ez!».

Además, emplazaron a los impulsores de las obras del TAV, tanto en Euskal Herria como en el Estado español a que «pongan fin a este desaguisado cuanto antes, que no tengamos que llegar a incrementar los impuestos para pagar las innecesarias infraestructuras proyectadas, como ya sugiere José Blanco». Y pidieron especialmente a Lakua y al Gobierno navarro que «no continúen hipotecando el cada vez más escaso patrimonio».