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Los últimos ajustes griegos no son todavía suficientes para el Ecofin

Al parecer, ni el nuevo impuesto sobre la propiedad inmobiliaria ni la oleada de despidos en las empresas con participación pública son suficientes para que los ministros de Finanzas de la eurozona (Ecofin), reunidos en Wroclaw, consigan dar pasos para desbloquear los 8.000 millones de euros que Grecia pide para cubrir sus necesidades más inmediatas. La cumbre prosigue hoy en esa ciudad polaca.

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GARA | WROCLAW

Los ministros de Economía de la eurozona no lograron ayer ningún avance para resolver la crisis de deuda. Finlandia mantuvo su veto al segundo rescate de Grecia por su exigencia de avales que garanticen su aportación en caso de impago de Atenas, y tampoco se desbloqueó la ayuda urgente de 8.000 millones de euros que los griegos necesitan para no suspender pagos en octubre.

Ya a la entrada de la reunión, la ministra de Finanzas finlandesa, Jutta Urpilainen, había descartado un compromiso. «Desafortunadamente, no creo que podamos encontrar una solución hoy [por ayer]», apuntó.

El Gobierno finlandés alcanzó en agosto un pacto con Atenas, según el cual el 20% de su aportación al segundo rescate quedaría retenida como aval. Pero el acuerdo fue vetado por Alemania porque otros países solicitaban un trato similar, lo que hubiera socavado el plan de ayuda.

La solución que se está negociando supondría que los estados que quieran aval deban pagar por él. El precio será tan elevado que sólo Finlandia querrá acogerse, según explicó la ministra de Finanzas austriaca, Maria Fekter.

Apretando las clavijas

Precisamente, Fekter volvió a alimentar la especulación sobre una posible quiebra de Grecia. «Si se plantea una situación en que esta vía -el rescate- se convierte de repente en más cara que las alternativas, tendremos que pensar en las alternativas. Pero de momento no es el caso».

Por lo que se refiere al sexto tramo de 8.000 millones del plan de rescate aprobado hace un año, sin el cual las autoridades griegas aseguran que no podrán pagar salarios y pensiones en octubre, el Eurogrupo dio a entender que el nuevo impuesto inmobiliario aprobado el pasado fin de semana no es suficiente y que serán necesarias nuevas medidas.

El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Oli Rehn, ni siquiera precisó cuándo volverán a Atenas los inspectores de la Comisión, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) -la denominada «troika»- que deben dar su visto bueno al plan griego.

«La conclusión de la revisión depende de la voluntad política del Gobierno y el parlamento griegos para cumplir los objetivos fiscales y otras condiciones. Si adoptan las medidas necesarias y cumplen las condiciones, técnicamente podemos tomar la decisión (de pagar los 8.000 millones) durante la primera mitad de octubre. Pero la pelota está en el tejado griego».

Rehn insistió en reclamar a los países de la eurozona que ratifiquen cuanto antes los acuerdos de la cumbre del Eurogrupo del 21 de julio sobre el segundo rescate para Grecia y los nuevos poderes para el fondo de 440.000 millones de euros.

Hasta ahora, sólo el Estado francés, Bélgica, Estado español, Italia y Luxemburgo han iniciado la ratificación, y algunos países como Austria o Eslovaquia amenazan con retrasarla más allá de octubre.

Fricciones con Geithner

Los responsables europeos también desoyeron las peticiones del secretario del Tesoro estadounidense, Tim Geithner, para ampliar ese fondo de rescate. «No estamos discutiendo el incremento o la expansión del mecanismo europeo de estabilidad financiera con un Estado no miembro de la eurozona», zanjó el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.

Juncker admitió «ligeras diferencias» entre la UE y EEUU sobre la estrategia a seguir. Frente al plan de estímulo para crear empleo propuesto por el presidente estadounidense Barak Obama, el presidente del Eurogrupo subrayó que «no vemos margen de maniobra en la eurozona que nos pueda permitir lanzar nuevos paquetes de estímulo fiscal».

Geithner también reclamó a los responsables europeos que no sigan hablando sobre la posibilidad de la ruptura de la eurozona. Juncker sí reconoció las dificultades de la UE para hablar con una sola voz. «Tenemos que volver a la disciplina verbal porque no podemos añadir más controversia a los problemas que ya existen, así que he insistido ante mis colegas que sean lo más disciplinados posibles al expresar sus opiniones», dijo.

«Eurobonos basura»

Por su parte, Rehn insistió en que presentará en otoño distintas opciones sobre la emisión de eurobonos como respuesta a la crisis -cabe recordar que Alemania se opone firmemente-, pero avisó que esta medida debe ir acompañada de «un mayor refuerzo del gobierno económico en Europa que implique la sostenibilidad de las finanzas públicas y del crecimiento. De lo contrario, los eurobonos se convertirán en bonos basura, y ello no beneficiará a nadie».

Tampoco faltó en el debate la opinión del presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, para quien «es esencial que todas las decisiones adoptadas, tanto a nivel individual como colectivamente, se apliquen plenamente, de forma global y con rapidez. Todos los países deben adelantarse a los acontecimientos y convencer a los observadores y a los inversores de que son creíbles y pueden inspirar confianza. Todo lo que oigo va en esa dirección, pero el problema no son las palabras, sino los hechos», sentenció Trichet.

La Conferencia Europea de Sindicatos defiende la solidaridad

La Confederación Europea de Sindicatos (CES), de la que forma parte la central vasca ELA, ha convocado para hoy una manifestación en Wroclaw, coincidiendo con la reunión de ministros de Finanzas de la Unión Europea. Los organizadores prevén la participación de unas 40.000 personas en esta movilización. «Después de dos años de una crisis devastadora, los líderes europeos deben apostar por la solidaridad y no dejar que los mercados financieros y a las agencias de calificación tomen el mando», explicó la secretaria general de la CES, Bernadette Ségol.

El presidente de la CES y secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, criticó que las políticas de la UE «han puesto el acento en la reducción del déficit público, lo que a su vez está provocando una ralentización en la salida de la crisis y el aumento del desempleo». La CES recordó que sus recetas pasan por la solidaridad -incluyendo la emisión de eurobonos-, el uso de los fondos estructurales disponibles, la introducción de una tasa a las transacciones financieras, la creación de una base imponible justa y la lucha contra el fraude fiscal. GARA

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