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Azkuna se ofrece a pagar a Kukutza un alquiler para evitar el conflicto

Los vecinos de Errekalde rechazan la propuesta realizada en julio por los responsables municipales, reiterada ayer por el concejal de Urbanismo, de trasladar la actividad de Kukutza a otro inmueble en régimen de alquiler, que pagaría el Consistorio. Al igual que los integrantes de la asamblea del gaztetxe, creen que el proyecto «está absolutamente ligado» al actual edificio.

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Agustin GOIKOETXEA | BILBO

Una representación de Errekaldeberriz Auzo Elkartea se reunió ayer al mediodía con el director de Alcaldía, Andoni Aldekoa; el concejal de Urbanismo, Ricardo Barkala; y el director del Área, Mikel Ocio, para tratar de buscar una solución al conflicto suscitado por la amenaza de desalojo y derribo inminente de Kukutza.

Ambas partes, según reconocieron, mantuvieron sus posturas, por lo que fue imposible llegar a un acuerdo. Fuentes vecinales aseguraron que les sorprendió la cerrazón del Ayuntamiento, «en el franquismo hubo actitudes más abiertas». Barkala dijo estar dispuesto a participar en nuevos encuentros, aunque confesó que «es muy difícil progresar» por el «enroque» del organismo ciudadano.

La propuesta del Consistorio, que ya les fue planteada en otra reunión en julio, es la de trasladar la actividad cultural de Kukutza a otro pabellón industrial en régimen de alquiler, que sería abonado por la institución. Según informaron antes del encuentro los vecinos, se trataría de un convenio de colaboración de larga duración «como el que actualmente existe con el Gazte Lokala de Deustua».

Es la solución «legal» que propone el equipo de Azkuna, que dice no poder hacer otro cosa, como pagar a Cabisa, empresa propietaria del edificio industrial donde se ubica Kukutza, un arrendamiento, según explicaron desde Errekaldeberriz. Sus portavoces añadieron que si el Consistorio está dispuesto a pagar un alquiler, que lo haga a los propietarios del inmueble que se pretende desalojar hasta que instituciones, vecinos e integrantes de Kukutza lleguen a una solución de consenso, en una mesa de negociación que convocaría el Consejo de la Juventud de Euskadi.

A pesar de que el delegado de Urbanismo dice que el papel del Ayuntamiento ha concluido después de conceder la licencia de derribo, «porque el solicitante cumple con todos los requisitos», los afectados creen que puede responder afirmativamente al recurso de reposición que han presentado.

«Esta moratoria permitiría que pudieran estudiarse con tranquilidad las diferentes propuestas existentes (cambio del PGOU, cambio de aprovechamiento, protección como Bien Cultural del proyecto), así como buscar fuentes de financiación públicas de todas las instituciones vasca y la Unión Europea», argumentaron.

Por no hacerlo en 1995

Quisieron dejar claro que todo el problema deriva de la negativa del Ayuntamiento hace 16 años a recalificar como suelo equipamental el edificio industrial que luego en 1998 ocuparon los jóvenes. Antes, Ana Monje, en representación de las vecinas que en mayo de 1963 comenzaron a luchar por los derechos del barrio, el primero contar con una escuela para sus hijos, precisó que «lo último que hizo el movimiento vecinal que nació en los años 60 fue pedir en 1995 que el Edificio Cerezo fuera para el barrio».

«Nuestros hijos e hijas ocuparon este edificio y lo llenaron de vida, convirtiéndolo en el corazón de Errekalde, en el testigo de nuestras viejas luchas en el siglo XXI», resaltó, antes de aclarar que todo lo conseguido por los vecinos del populoso barrio ha sido gracias a su lucha, como el primer semáforo que se instaló, la llegada del transporte público secuestrando autobuses en el centro o consiguiendo la dimisión de la alcaldesa franquista Pilar Careaga Lequerica reivindicando democracia.

Los vecinos insistieron en que el proyecto de Kukutza «está absolutamente ligado a un edificio que desde los y las vecinas se pidió para el barrio, que estaba abandonado y se recuperó para convertirlo en el corazón de Errekalde». A preguntas de los periodistas, puntualizaron que «no hay otra posibilidad que el edificio actual. No aceptamos cambios de cromos».

Al igual que lo hicieron los jóvenes, la AAVV reiteró que el valor del edificio es de 2.190.000 euros, según los datos de Hacienda, y no los 6 u 8 millones que dijo el alcalde. «En cualquiera de los casos, para el barrio, Kukutza no tiene precio», añadieron.

Si quienes han ido construyendo el proyecto cultural autogestionado tienen claro que resistirán «activa y pacíficamente», los vecinos manifestaron que las instituciones, especialmente el Ayuntamiento, deben mucho a un barrio al que han negado, por ejemplo, una infraestructura como la que representa el gaztetxe. Por ello, señalaron que Errekalde no piensa permitir que destruyan su presente y que lleguen a hipotecar su futuro.

Las actividades se suceden mientras se prepara la resistencia

En sus trece años de existencia, Kukutza III se ha convertido en un ejemplo, y ahora que se vislumbra un ataque inminente contra este sólido proyecto juvenil, estos rasgos destacan. Decenas de personas mantienen día y noche una vigilancia constante en el interior y exterior del gaztetxe conscientes de que la Ertzaintza tiene en sus manos desde hace días la orden judicial de desalojo.

Pero al margen de la resistencia y el grado de apoyo que están recibiendo dentro y fuera de Euskal Herria, Kukutza prosigue con sus actividades. Destaca, sin duda, las cerca de 1.500 personas que acudieron el miércoles pasado al concierto que ofreció Zea Mays y la atención que muchos medios de comunicación están prestando a la lucha por la supervivencia de este proyecto arraigado en Errekalde y Bilbo. Mientras, los txikis han iniciado ya sus cursillos. A.G.

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